El sabio puede cambiar de
opinión. El necio, nunca.
El hombre es celoso si ama; la
mujer también, aunque no ame.
La paciencia es la fortaleza del
débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte.
En las tinieblas la imaginación
trabaja más activamente que en plena luz.
Dormía y soñaba que la vida era
bella; desperté y advertí que la vida era deber.
Con las piedras que con duro
intento los críticos te lanzan, bien puedes erigirte
un monumento.
El derecho es el conjunto de
condiciones que permiten a la libertad de cada uno
acomodarse a la libertad de todos.
La educación es el desarrollo en
el hombre de toda la perfección de que su naturaleza
es capaz.
La felicidad no es un ideal de la
razón, sino de la imaginación.
No se puede aprender filosofía,
tan sólo se puede aprender a filosofar.
La libertad es aquella facultad que aumenta la
utilidad de todas las demás facultades.
Tan solo por la educación puede el hombre llegar
a ser hombre. El hombre no es más que lo que la
educación hace de él.
Todo nuestro conocimiento arranca del sentido,
pasa al entendimiento y termina en la razón.
Dos cosas llenan el animo de admiración y
respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con mas
frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la
reflexión: el cielo estrellado sobre mi y la ley
moral en mi.
Ser es hacer.
El sueño es un arte poético involuntario.
Pensamientos sin contenidos son vacíos;
intuiciones sin conceptos son ciegas.
Cuando podía haber tomado esposa, no pude
soportar a ninguna; y cuando pude soportar a alguna,
ya no necesitaba a ninguna.
La democracia constituye necesariamente un
despotismo, por cuanto establece un poder ejecutivo
contrario a la voluntad general. Siendo posible que
todos decidan contra uno cuya opinión pueda diferir,
la voluntad de todos no es por tanto la de todos, lo
cual es contradictorio y opuesto a la libertad.
La conciencia es un instinto que nos lleva a
juzgarnos a la luz de las leyes morales.