No digas de ningún sentimiento que es pequeño o
indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros
pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada
uno de ellos contra el que cometemos una injusticia
es una estrella que apagamos.
Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es
más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la
violencia.
Hacer versos malos depara más felicidad que leer
los versos más bellos.
La belleza no hace feliz al que la posee, sino a
quien puede amarla y adorarla.
Los libros sólo tienen valor cuando conducen a
la vida y le son útiles.
La vida de cada hombre es un camino hacia sí
mismo, el ensayo de un camino, el boceto de un
sendero.
La divinidad está en ti, no en conceptos o en
libros.
He sido un hombre que busca y aun lo sigo
siendo, pero ya no busco en las estrellas y en los
libros, sino en las enseñanzas de mi sangre.
Hay quienes se consideran perfectos, pero es
sólo porque exigen menos de sí mismos.
Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien
le hemos concedido poder sobre nosotros.
Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen
algo que está dentro de nosotros.
La práctica debería ser producto de la
reflexión, no al contrario.
Para que pueda surgir lo posible es preciso
intentar una y otra vez lo imposible.
Sin el animal que habita dentro de nosotros
somos ángeles castrados.
Cuando alguien que de verdad necesita algo lo
encuentra, no es la casualidad quien se lo procura,
sino él mismo. Su propio deseo y su propia necesidad
le conducen a ello.
Algunos pensamos que lo que nos hace más fuertes
es aguantar, pero otras veces es dejarlo estar.
No reniego del patriotismo, pero primeramente
soy un ser humano, y cuando ambas cosas son
incompatibles, siempre le doy la razón al ser
humano.