¡Qué cosa tan extraña es la felicidad! Nadie
sabe por dónde ni cómo ni cuándo llega, y llega por
caminos invisibles, a veces cuando ya no se le
aguarda.
Antes del matrimonio se considera el amor
teóricamente; en el matrimonio se pasa a la
práctica. Ahora bien, todos saben que las teorías no
siempre concuerdan con la práctica.
Perderlo todo es ganarlo todo, porque no se
posee eternamente más que lo que se ha perdido.
Si dudas de ti mismo, estás vencido de antemano.
¿Qué es la belleza? Una convención, una moneda
que tiene curso en un tiempo y en un lugar.
Pueden prohibirme seguir mi camino, pueden
intentar forzar mi voluntad. Pero no pueden
impedirme que, en el fondo de mi alma, elija a una o
a otra.
Un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que
busca la felicidad en esta vida.
La vida podría ser bastante agradable si no
llamasen a la puerta esos acreedores reclamando el
cumplimiento de los ideales a pobres hombres como
nosotros.
He descubierto que las raíces de nuestra vida
moral están completamente podridas, que la base de
nuestra sociedad está corrompida por la mentira.
¿Cuál es el primer deber del hombre? La
respuesta es muy breve: ser uno mismo.
Si me hubiese quedado tranquilo en mi casa en
vez de irme a sufrir por el mundo, ¡no me habría
ahorrado pocas penas y pocos zapatos!
No se graban tanto mil palabras como un solo
hecho.
La belleza es el acuerdo entre el contenido y la
forma.
Las verdaderas columnas de la sociedad son la
verdad y la libertad.
La esperanza ha contribuido a perder al género
humano.
Grande o pequeño, todo hombre es poeta si sabe
ver el ideal, más allá de sus actos.
Nunca lleves tus mejores pantalones cuando
salgas a luchar por la paz y la libertad.
Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no
entre en ella la mujer no será humana.
La mayoría nunca tiene razón.
El hombre más fuerte del mundo es el que está
más solo.
Buscar el yo en el poderío del oro es edificar
sobre arena.