El espectáculo de lo bello, en cualquier forma
en que se presente, levanta la mente a nobles
aspiraciones.
La soledad es el imperio de la conciencia.
El recuerdo que deja un libro es más importante
que el libro mismo.
Los sueños son el espíritu de la realidad con
las formas de la mentira.
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.
El alma que hablar puede con los ojos, también
puede besar con la mirada.
El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos
a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo
en él es vaguedad y absurdo.
La soledad es muy hermosa... cuando se tiene
alguien a quien decírselo.
El que tiene imaginación, con qué facilidad saca
de la nada un mundo.
¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?
El mundo es un absurdo animado que rueda en el
vacío para asombro de sus habitantes.
Dios, aunque invisible, tiene siempre una mano
tendida para levantar por un extremo la carga que
abruma al pobre.
—¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos
falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero
siempre habrá poesía.
En el majestuoso conjunto de la creación, nada
hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi
espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía como la
luz apacible y desmayada de la luna.