Mientras, doméstica o extranjera, tenga usted
tiranía, ¿cómo puede tener patria? La patria es la
casa del hombre, no la del esclavo.
El mundo no es un espectáculo, es un campo de
batalla.
La familia es la patria del corazón.
La fraternidad es el amor recíproco, la
tendencia que conduce al hombre a hacer para los
demás lo que él quisiera que sus semejantes hicieran
para él.
La música es un eco del mundo invisible.
El verdadero instrumento del progreso radica en
el factor moral.
La verdad no es lenguaje del cortesano;
solamente surge de labios de aquellos que no confían
ni temen de la potencia ajena.
Como los individuos, las naciones nacen y
mueren; pero la civilización no puede morir.
Los únicos goces puros y sin mezcla de tristeza
que le han sido dados sobre la tierra al hombre, son
los goces de familia.
Las promesas son olvidadas por los príncipes,
nunca por el pueblo.
La libertad no es un fin, es un medio para
desarrollar nuestras fuerzas.
La constancia es el complemento indispensable de
todas las demás virtudes humanas.
Aquel que puede negar a Dios ante una noche
estrellada, ante la sepultura de sus seres más
queridos, ante el martirio, es o un gran infeliz o
un gran culpable.
La falta de generosidad al vencer disminuye el
mérito y los frutos de la victoria.