Amigo mío, la Naturaleza ha dado a cada hombre
un estilo, como una fisonomía y un carácter. El
hombre puede cultivarla, pulirla, mejorarla, pero
cambiarla, no.
Las pasiones alteran momentáneamente la índole
de los hombres, pero no la destruyen.
Bien están los buenos pensamientos, pero
resultan tan livianos como burbuja de jabón, si no
los sigue el esfuerzo para concretarlos en acción.
Sólo falta el tiempo a quien no sabe
aprovecharlo.
Todo impuesto debe salir de lo superfluo, y no
de lo necesario.
La ciencia es sin disputa el mejor, el más
brillante adorno del hombre.
La tierra no produce para los ignorantes sino
malezas y abrojos.