La muerte no nos roba los seres amados. Al
contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en
el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas
veces y definitivamente.
La gentileza siempre es un signo de traición.
Los hombres de Estado son como los cirujanos:
sus errores son mortales.
"Dime lo que lees y te diré quién eres", es
cierto, pero te conoceré mejor si me dices lo que
relees.
De nada sirve al hombre ganar la Luna si ha de
perder la Tierra.
Escribir es recordar, pero leer también es
recordar.
Nuestra vida vale lo que nos ha costado en
esfuerzo.
La lectura, una puerta abierta a un mundo
encantado.
Un mal escritor puede llegar a ser un buen
crítico, por la misma razón que un pésimo vino
también puede llegar a ser un buen vinagre.
¡Qué poco cuesta construir castillos en el aire
y qué cara es su destrucción!
No siento el menor deseo de jugar en un mundo en
el que todos hacen trampa.
El tiempo siempre está maduro, la pregunta es
para qué.
No confundáis a Jesús, el maestro, con los
pobres hombres que le siguen de lejos. No esperéis
que su inconsecuencia pueda serviros eternamente de
excusa.
El arte de vivir es sacrificar una pasión baja a
otra más alta.
El día que tú no ardas de amor, muchos morirán
de frío.