No soy pesimista. Soy un optimista bien
informado.
Nadie podrá decir que un nido calentito y
dichoso dará de sí muy grandes personas. La
inadaptación a lo imperfecto es lo que mejora al
hombre.
El dolor es más fuerte entre los más fuertes.
Como el cáncer.
Cuando se colabora con un loco o se comentan sus
manías, se cae en la locura.
Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos,
sino con vuestras aspiraciones, con vuestra
intuición más vehemente.
Llamar fiesta a un rito tan sangriento como una
corrida de toros es lo contrario de llamar
sacrificio al rito incruento de la misa.
El amor es la poesía de los sentidos. Pero hay
poesías malísimas.
El escritor, muchas veces, es como un caballo de
carreras que ha perdido su jinete y ya no sabe
porque está corriendo ni dónde está la meta y, sin
embargo, se le exige seguir corriendo aunque no sepa
ni hacia dónde ni por qué razón.
El amor es una amistad con momentos eróticos.
Esta sociedad nos da facilidades para hacer el
amor, pero no para enamorarnos.
La felicidad es darse cuenta que nada es
demasiado importante.
El que no ama siempre tiene razón: es lo único
que tiene.
La dictadura se presenta acorazada porque ha de
vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha
de convencer.
Los políticos honrados se quitan de en medio
cuando cae sobre ellos la sospecha.
Al poder le ocurre como al nogal, no deja crecer
nada bajo su sombra.
Una casa es el lugar donde uno es esperado.
Todo lo que una mujer quiere de verdad - un
perro, un hombre, Dios, cualquier cosa - lo quiere
como a un hijo.
Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que
ya no adora al becerro de oro, sino al oro del
becerro.