Para destruir las malas prácticas, la ley es
mucho menos útil que los esfuerzos individuales.
La furia con que el mundo actual busca el placer
prueba que carece de él.
Más vale un minuto de vida franca y sincera que
cien años de hipocresía.
La mujer tiene un solo camino para superar en
méritos al hombre: ser cada día más mujer.
El hombre es el más misterioso y el más
desconcertante de los objetos descubiertos por la
ciencia.
Grande es siempre el amor maternal, pero toca en
lo sublime cuando se mezcla con la admiración por el
hijo amado.
El hombre no debe seguir ciegamente un derrotero
fijo.
Nuestra fuerza esta en nuestro ideal con nuestra
pobreza, no en la riqueza sin ideales.
Las verdades de los hombres tienen que ser como
piedras y los cargos que ejercen, como cántaros:
pase lo que pase debe romperse el cántaro.
El horizonte está en los ojos y no en la
realidad.
El arte de un príncipe consiste en hacer el bien
personalmente y el mal por segunda mano.
El carácter humano es como una balanza: en un
platillo está la mesura, y en el otro la audacia. El
mesurado tímido y el audaz indiscreto son balanzas
con un brazo, trastos inútiles.