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Se dice que alguien tiene carta blanca cuando está autorizado para obrar como le plazca por la consecución de algún fin, aunque ese fin sea alcanzado de manera poco ortodoxa o aparentemente inapropiada. Ejemplo: "El presidente del gobierno dio carta blanca al ministro de Hacienda para subir los impuestos".

Esta expresión parece tener su origen en los documentos en blanco que, firmados y sellados, entregaban determinadas autoridades a sus protegidos o sirvientes de gran confianza, con objeto de que ejercieran algún cargo o actividad en su nombre.

Otra interpretación es aquella que procede de determinado tipo de juegos de cartas, en los que la carta blanca, es decir, aquella que no tiene ninguna figura, sirve como comodín, o sea, que el jugador que la posee puede asignarle el valor que desee, de tal forma que la puede usar y combinar como mejor interese o convenga a su juego.

Por otra parte, una expresión muy parecida y con similar objetivo, es la de "dar o entregar un cheque en blanco". En sentido literal, el poseedor del cheque en blanco dispone de un medio de cobro, el cual ya está firmado, donde puede decidir la cantidad que desea cobrar con tan solo plasmarlo en el cheque.

El sentido real del dicho, expresa que quien da un cheque en blanco está autorizando a otro para que obre como crea conveniente, aún sin considerar los métodos que pueda utilizar o incluso las consecuencias negativas que pudieran derivarse de ese acto. Ejemplo: "El presidente dio al entrenador un cheque en blanco para hacer y deshacer lo que haga falta con tal de llevar el equipo a primera división.

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