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Nuestros dichos
Por un clavo se pierde una herradura / Por un clavo se perdió una herradura
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La expresión viene a recomendar que debemos dar importancia a las cosas pequeñas, aparentemente insignificantes o que no parecen tener mucha trascendencia, pues podrían acarrear o ser causa de males mayores. Significa por tanto, que hay que poner remedio cuando un desperfecto es pequeño, evitando que llegue a más y termine resultando más costoso. Ejemplos: "Yo de tí cambiaría esa lámpara del faro que tienes fundida, porque por un clavo se pierde una herradura", "Trata bien a tus empleados porque no sabes lo que te depara el futuro, por un clavo se perdió una herradura", "Tú no le das importancia a esa tos, pero recuerda que por un clavo se pierde una herradura".
El dicho completo era el siguiente: "Por un clavo se pierde una herradura; por una herradura, un caballo; por un caballo, un caballero; y por un caballero, un reino". Cuando en el año 1302 el rey Felipe IV de Francia y de Navarra, que fuera llamado el Hermoso conquistara Flandes, dejó al frente del gobierno de la región occidental a Jacob de Chatillon, conde de Saint Pol, cuyo despotismo e incapacidad hizo que el pueblo se rebelara contra él casi inmediatamente, y eso supuso la pérdida de los nuevos territorios.
Al parecer, la revuelta contra el gobernante déspota comenzó cuando los flamencos interceptaron en Brujas un mensaje que Chatillon enviaba al gobernador de la zona oriental, y donde le instaba a ponerse de acuerdo con él sobre una serie de medidas represivas y subidas de impuestos. Según la leyenda, el mensajero no pudo huir y cayó del caballo porque a éste se le soltó la herradura al perder un clavo. Por algo tan sumamente insignificante como un clavo, el rey de Francia había perdido parte de su reino. Así nació el famoso dicho.
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