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Esta expresión significa burlar o engañar por completo a alguien mediante algún tipo de trampa. Ejemplo: "Vaya, o sea que alardeando de que se había ido de crucero y ni siquiera salió de Madrid; nos la dio a todos con queso".

Se ha convenido como explicación sobre el origen de la frase, la referida a la costumbre que tenían los taberneros manchegos de antaño, de agasajar a los  compradores de vino foráneos, veedores y clientes, con porciones de queso picante y habitualmente madurado en aceite. El fuerte sabor de estos quesos ayudaba a enmascarar los vinos aguados o picados cuando eran saboreados. Tras ser probado un trozo de estos quesos fuertes, se produce una sensación de insensibilidad en la lengua, por lo que el timo tiene todas las posibilidades de prosperar.

Sencilla y no descartable, es la explicación que sobre el término nos da también el maestro Covarrubias en su Tesoro (1611): antes de que los raticidas hicieran aparición, lo habitual era cazar ratas y ratones mediante trampas, en las que se colocaba un pedacito de queso a modo de cebo para "engañar" al roedor. Covarrubias nos indica que existía en su época la variante "Armarla con queso", pues tales trampas se armaban o preparaban usando tal lácteo.

Aunque con poco crédito, por ser pintoresca y fantasiosa, cabría finalizar citando la explicación que relaciona el dicho con aquella leyenda en la cual un gobernador de la ciudad flamenca de Utrecht, allá por el siglo XVII, a falta de balas de cañón usó quesos de bola pintados de negro a modo de proyectiles, al parecer con éxito. O sea, que se la dio con queso a sus enemigos.

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