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Capear el temporal es evitar hábilmente los problemas, eludir mañosamente un compromiso o un trabajo desagradable, o incluso salir con éxito de situaciones difíciles o comprometidas. Ejemplo: "El curso fue dificilísimo, fui capeando el temporal como puede". También se aplica el dicho cuando alguien intenta entretener a otra persona con engaños o evasivas. Ejemplo: "Quería obligarme a trabajar el sábado, pero capeé el temporal diciéndole que no podía porque tenía mi madre muy enferma".

El origen de la frase, como muchas otras de uso cotidiano, proviene del lenguaje marinero. "Capear", en referencia a una embarcación que navega en medio de un temporal, es conseguir mantenerla enfrentada al viento de manera que no retroceda o lo haga lo mínimo posible. En los buques de vela, esa maniobra se realiza cazando las velas de una determinada manera y manteniendo el rumbo contra el viento. Es una labor que los marineros deben realizar con pericia y no está exenta de un apreciable esfuerzo físico. De ahí que, aplicado a los problemas diarios, esta expresión indique la necesidad de tener cierta habilidad para sortearlos.

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