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Utilizamos esta expresión en el lenguaje cotidiano para referirnos a la realización por primera vez de una actividad de gran dificultad, o que entraña algún riesgo o peligro para el que aún no está experimentado. Por ejemplo: "hoy será tu bautismo de fuego, vas a saltar por primera vez en paracaídas".

Se intuye rápidamente que el origen es de naturaleza militar, pues le llaman así a la primera vez que se participa en un combate. Pero la referencia al "bautismo" tiene sus antecedentes en los preparativos de las tropas cristianas durante la época de la reconquista, en que se celebraba misa y comulgaban los soldados antes de entrar en combate. A los que no habían sido bautizados se les bautizaba, para que pudieran recibir la comunión y, en caso de que murieran, poder esquivar los tormentos infernales. La expresión es una amalgama de los dos tipos de bautismo, el de agua y el del fuego enemigo. No hay que olvidar que los ejércitos musulmanes comienzan a utilizar las armas de fuego, desconocidas en la Península hasta entonces, a mediados del siglo XIII, en la época del rey Alfonso X, el Sabio. Para mayor exactitud, parece ser que fue en 1262, durante el asalto a la ciudad onubense de Niebla.

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