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La naturaleza de Zeus

l dios Zeus (o Júpiter para los romanos), era el dios del cielo y soberano de todos los dioses del Olimpo, es decir, era la divinidad suprema. También era considerado el "padre" de todos los dioses y hombres, no en el sentido de creador sino de "protector".

Como señor del cielo, Zeus controlaba desde su trono dorado, armado de su poderoso rayo, las nubes, la lluvia y las tormentas. Su principal arma era la égida que entregó a Atenea. Tenía una serie de símbolos que se relacionaban con la fortaleza: su ave era el águila y su árbol el roble (también la encina).

Se le erigieron numerosos templos, entre los que destacan Olimpia y Dódona. En Olimpia se desarrollaron los primeros juegos olímpicos de los que se tiene noticia, en el año 776 a.C. Eran cada cuatro años, y junto con los juegos de Nemea se celebraban en su honor. Fueron tachados de festivales paganos cuando surgió el cristianismo, y eliminados por el emperador romano Teodosio en el año 394, tras haberse celebrado casi trescientas olimpiadas. Las Olimpiadas fueron recuperadas en el año 1896, y desde entonces con la nueva era olímpica no han dejado de celebrarse igualmente cada cuatro años, excepto durante el desarrollo de las dos grande guerras mundiales. En consecuencia, en la actualidad en cada Olimpiada se sigue honrando de alguna forma al dios Zeus.

Zeus era hijo del titán Cronos y la titánide Rea, y tuvo muchos hermanos, algunos muy importantes como Poseidón, Hades, Hestia, Deméter y Hera. Se casó con su hermana Hera, pero tuvo numerosos hijos fruto de múltiples relaciones extramatrimoniales, tanto con diosas como con mujeres mortales. Esta imagen lasciva de Zeus ha sido evitada en varios momentos de la historia griega, motivo de que no haya sido llevada a la iconografía. Entre los hijos de Zeus cabe destacar a Ares, dios de la guerra; Hebe, de la juventud; Hefesto, del fuego; Atenea, de la sabiduría y las artes; o Ilitía, diosa del parto.

Zeus se sentó en el trono del mundo tras derrotar a su padre Cronos y se proclamó dueño del Cielo y de la Tierra tomando a su hermana Hera como esposa, repartiendo su poder entre sus hermanos. Se reservó el Cielo para él, dando a Poseidón el imperio de las aguas, y a Hades el del mundo subterráneo.

Pero a su vez también a él le fue disputado el gobierno por los gigantes, hijos de Titanes de tamaño colosal y con cincuenta cabezas y piernas. La guerra entre gigantes y dioses del Olimpo se mantuvo por mucho tiempo inclinada en favor de los primeros. Éstos intentaron arrebatarle el poder poniendo unas montañas sobre otras para conseguir escalar hasta el Olimpo, residencia de Zeus, y desalojarlo de allí. Pero Zeus los derrotó sepultándolos sobre las propias montañas que levantaron contra él. Zeus fue reconocido desde entonces como el padre de los dioses y de los hombres, y así era respetado y venerado por todos. Armado con el rayo y el trueno, producía tempestades y huracanes al agitar su égida. De él procedía el bien, el mal e incluso el destino, siendo un árbitro universal y cuya sabiduría regulaba todas las cosas.

No obstante, una época de crimen y desorden se abrió en el mundo, y los reyes y tiranos ejercieron sus desmanes y derechos injustos sobre los súbditos. Zeus decidió enviar un diluvio que destruyó toda la raza humana, excepto Decaulión y su esposa Pirra, que vagaron en un arca sobre las aguas durante nueve días. Con ellos se renovaría la raza humana.

Fuentes: Robert Graves, Los Mitos Griegos; Isaac Asimov, Las palabras y los mitos; René Ménard, Mitología Greco-latina.

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