Mitos y Leyendas - Mitología greco-latina: Dioses olímpicos: Apolo/Febo - 1ª parte
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Mitos y Leyendas

MITOLOGÍA GRECO-LATINA

Dioses olímpicos: Apolo/Febo - 1ª parte


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Naturaleza y hechos de Apolo

polo (Febo para los romanos), es un dios olímpico importante y al que se le atribuyen variadas propiedades. Es el hijo que Zeus tuvo con Leto. Era sietemesino, pero los dioses tenían la facultad de desarrollarse rápidamente.

Temis le alimentó con néctar y ambrosía y cuando amaneció el cuarto día pidió un arco y flechas, que Hefesto le proporcionó inmediatamente. Dejó Délos y se dirigió directamente al monte Parnaso, donde acechaba la serpiente Pitón, enemiga de su madre, y la hirió gravemente con sus flechas. Pitón huyó al Oráculo de la Madre Tierra en Delfos, ciudad llamada así en honor del monstruo Delfine, su compañero, pero Apolo se atrevió a seguirlo al interior del santuario y allí lo mató, junto al precipicio sagrado.

Zeus fue informado de ese ultraje por la Madre Tierra, quien no sólo ordenó que Apolo fuese a Tempe para purificarse, sino que además instituyó los Juegos Píticos en honor de Pitón, los cuales debía presidir como penitencia. Sin alterarse en lo más mínimo, Apolo obedeció la orden de Zeus de ir a Tempe y, en cambio, fue a Agila para purificarse, acompañado de Ártemis; luego, como no le agradaba el lugar, se embarcó para Tarra en Creta, donde el rey Carmanor realizó la ceremonia.


Apolo, en una copia romana antigua de un original griego del siglo IV a.C. - Museo del Louvre

Cuando Apolo regresó a Grecia fue en busca de Pan, el viejo y desacreditado dios arcadio de patas de cabra y, después de engatusarle para que le revelara el arte de la profecía, se apoderó del Oráculo de Delfos y retuvo a su servicio a su sacerdotisa, llamada la Pitonisa. Cuando Leto, tuvo conocimiento de ello, fue con Artemis a Delfos, donde se desvió para realizar cierto rito privado en una cueva sagrada. El gigante Ticio interrumpió sus devociones y trataba de violarla, cuando Apolo y Ártemis, al oír gritos, corrieron y mataron al gigante con una descarga de flechas, venganza que Zeus, el padre del gigante, tuvo a bien considerar piadosa. En el Tártaro atormentaron a Ticio extendiéndolo con los brazos y las piernas clavados a la tierra; la extensión que abarcaba no bajaba de nueve acres y dos buitres le comían el hígado.

Después, Apolo mató al sátiro Marsias, acompañante de la diosa Cibeles. Sucedió de la siguiente forma: Un día Atenea hizo una flauta doble con huesos de ciervo y la tocó en un banquete de los dioses.

No podía comprender al principio por qué Hera y Afrodita se reían silenciosamente tapándose el rostro con las manos, pues su música parecía complacer a los otros dioses; en consecuencia se dirigió sola a un bosque frigio, tomó otra vez la flauta junto a un arroyo y contempló su imagen en el agua mientras tocaba. Inmediatamente se dio cuenta de lo ridícula que le hacía parecer el rostro azulado y los carrillos hinchados, por lo que arrojó la flauta y maldijo a quienquiera que la recogiera.

Fuentes: Robert Graves, Los Mitos Griegos; Isaac Asimov, Las palabras y los mitos; René Ménard, Mitología Greco-latina.

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