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Literatura prosista
LA LITERATURA EN EL SIGLO XVIII
El teatro - 3ª parte
El teatro francés
l teatro francés del siglo XVII había
conocido un gran desarrollo y una alta calidad literaria. Junto a
las compañías de actores italianos que actuaban en París y
representaban la commedia dell'arte, se crean otras compañías
francesas, que a partir del estreno en 1736 de Le Cid de Corneille,
van a contar con el aplauso de la corte y con su favor oficial. Los
principales autores de tragedias son Pierre Corneille (1606-1684) y
Jean Racine (1639-1699); en la comedia es indiscutible la primacía
de Molière (Jean-Baptiste Poquelin, 1622-1673).
En el siglo XVIII, la tradición de la tragedia clásica es continuada por Voltaire (1694-1778), pero las ideas ilustradas pretendieron un cambio dramático; frente a la tragedia surge el intento de crear un "drama" francés con las obras de Diderot. La comedia de Molière tiene una herencia más importante: la obra de Marivaux (1688-1763) concede un lugar destacado a las costumbres burguesas y al tratamiento del amor. En la segunda mitad del siglo, Beaumarchais (1732-1799) consigue un gran éxito, sobre todo con dos obras: Le barbier de Séville (El barbero de Sevilla, 1775) y Le mariage de Figaro (Las bodas de Fígaro, 1784).
El teatro italiano: Goldoni
Dos núcleos importantes de difusión de las ideas ilustradas en Italia fueron Milán y Nápoles. Los preceptistas neoclásicos italianos tuvieron una gran influencia no sólo en los distintos Estados italianos: en España también fueron conocidos y seguidos.
Una de las manifestaciones literarias más importantes del siglo XVIII italiano fue el teatro. Tras los melodramas de Metastasio (1698-1782), las tragedias de Alfieri (1749-1803) y, sobre todo, las comedias de Goldoni llevaron el teatro italiano a uno de sus periodos más brillantes.
Carlo Goldoni (1707-1793) nació en Venecia y desarrolló su carrera teatral en esta ciudad y en París. Tras estudiar leyes, se incorporó a una compañía de actores (1747) para la que escribió sus primeras obras. Opuesto a las formas populares y tradicionales de la commedia dell'arte, mantuvo una polémica con sus defensores; a consecuencia de ella, decidió marchar a París (1762) donde vivió hasta su muerte. En la capital francesa siguió combatiendo las obras de los cómicos italianos (que tenían gran éxito popular en Francia), a las que consideraba burdas y alejadas del buen gusto.
En italiano escribió y estrenó, entre muchas otras obras, Arlecchino servitore di due padroni (Arlequín, servidor de dos amos, 1745), La bottega del caffè (El cafè, 1750) y La locandiera (La posadera, 1753), que es su obra más conocida y famosa. También escribió algunas obras en francés, como Le bourru bienfaisant (El gruñón bienhechor, 1771), así como unas Mémoires (Memorias, 1784-1787).
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