LITERATURA PROSISTA - LA LITERATURA EN EL SIGLO XVII: La novela - 4ª parte
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Literatura prosista

LA LITERATURA EN EL SIGLO XVII

La novela - 4ª parte


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Miguel de Cervantes (continuación)

Obras nevelescas (continuación)

Principales rasgos del Quijote (continuación)

on Quijote apareció en dos partes; la primera consta de cincuenta y dos capítulos y en ella se producen dos de las tres salidas de don Quijote: la primera solo y la segunda acompañado ya por Sancho Panza. La segunda parte consta de setenta y cuatro capítulos, y en ella se produce la tercera y última salida de don Quijote al mundo para ejercer su "profesión de caballero andante", su definitiva vuelta al pueblo y a la razón que había perdido, y su muerte.

Además de la acción principal, la novela incluye varias novelas cortas, ajenas en gran medida a la acción; en algunos casos se trata de auténticas novelas ejemplares, semejantes a las que escribió y publicó separadamente Cervantes. En la primera parte este carácter marginal a la obra es más evidente que en la segunda, en las que están más (o mejor) integradas en las andanzas de los protagonistas.

El Quijote, en una ilustración de Gustave Doré
El Quijote, en una ilustración de Gustave Doré

Generalmente se considera que en el universo novelesco del Quijote, el hidalgo-caballero representa el idealismo y Sancho Panza el realismo; y que a lo largo de la obra uno y otro se van contagiando de los caracteres de su antagonista. Don Quijote es un idealista loco, cuyo mundo de ideales choca con la realidad, representada no sólo por Sancho Panza, sino por todos los demás personajes secundarios y, sobre todo, por el mundo en que se mueve. Ello produce un juego de perspectivas que origina (según han señalado algunos criterios) al menos cuatro "mundos" o "universos" diferentes:

El mundo cerrado e idealista de los libros de caballerías, en el que cree vivir el protagonista; El mundo real, representado por el ambiente y los personajes de la época; El mundo fingido, que surge de la necesidad que tienen los personajes del mundo real de relacionarse con don Quijote: han de disfrazarse ellos y también sus actos para poder convencer al caballero; El mundo transformado, es decir, la visión de la realidad que tiene don Quijote, desde su posición de loco.

El autor pretende distanciarse con un procedimiento muy utilizado en la época: la novela estaría basada en la obra de un ficticio personaje (Cide Hamete Benengeli) y él se limitaría a traducir o transcribir lo narrado allí. Este recurso, del que echa mano con humor en muchas ocasiones, unido al mundo antiguo que pretende revivir don Quijote en su locura, le permite utilizar arcaísmos lingüísticos que encuentran paralelo en el arcaísmo del ideal quijotesco. Este lenguaje arcaico del protagonista es una forma más de caracterizar al personaje y constituye uno de los incontables recursos lingüísticos que emplea Cervantes en su obra: el dominio y la riqueza del lenguaje utilizado son sorprendentes.

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