LENGUA - GRAMÁTICA: El sintagma verbal - 16ª parte
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GRAMÁTICA

El sintagma verbal - 16ª parte


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Estructuras del predicado (continuación)

El leísmo, laísmo y loísmo

n castellano, el criterio de la conmutación por pronombres personales, que permite identificar los complementos directo e indirecto, tropiezan con los usos más o menos extendidos del leísmo, laísmo y loísmo.

El leísmo consiste en utilizar el pronombre "le" como complemento directo, sea referido a personas o cosas; la norma actual considera aceptable el leísmo de persona referido a un nombre masculino singular.

El laísmo consiste en utilizar el pronombre "la" como complemento indirecto, lo que se hace cuando esto supone un nombre de género femenino; se considera vulgar, pese a su uso creciente en amplias zonas del castellano peninsular.

Por su parte, el loísmo consiste en utilizar el pronombre "lo" como complemento indirecto; su uso es raro y se considera muy vulgar.

Fenómeno Descripción y ejemplo Consideración normativa
LEÍSMO
Uso del pronombre le como complemento directo
"Compro un libro": "le compro" Incorrecto: vulgar
"Busca a su hermano": "le busca" Correcto
LAÍSMO
Uso del pronombre la como complemento indirecto
"Trajo un regalo a María": "la trajo un regalo" Incorrecto: vulgar
LOÍSMO
Uso del pronombre lo como complemento indirecto
"Dio una bofetada a Juan": "lo dio una bofetada" Incorrecto: vulgar

Las formas pasivas

He aquí dos oraciones gramaticalmente distintas:

"Los mendigos incendiaron la casa"
"La casa fue incendiada por los mendigos"

En efecto, el sujeto de la primera es "los mendigos"; el de la segunda, "la casa". Recuérdese que, gramaticalmente, el sujeto es una palabra (o, más propiamente, un sintagma) que concuerda con el verbo, núcleo del predicado.

Sin embargo, el significado de las dos oraciones es el mismo: un agente ("los mendigos") realiza una acción ("incendiar") que un paciente ("la casa") sufre.

Los verbos transitivos pueden construirse en forma pasiva ("fue incendiada"), en la cual, al contrario de lo que ocurre en la activa ("incendiaron"), el sujeto gramatical no coincide con el sujeto agente.

Algunas lenguas construyen sus formas pasivas por procedimientos morfológicos, es decir, mediante un sistema de morfemas añadidos al lexema verbal; el castellano lo hace sintácticamente, mediante una especie de perífrasis del verbo auxiliar "ser" y el participio del verbo de que se trate, concertado por el sujeto gramatical en género y número. Por ello, parece más correcto hablar de estructuras activas o pasivas, que de un morfema (la voz), como hacía la gramática tradicional.

Las oraciones pasivas pueden determinar el sujeto agente mediante un complemento que se denomina, atendiendo a dicho significado, complemento agente:

"El ladrón fue detenido por la policía",

aunque también pueden no determinarlo:

"El ladrón fue detenido"

En castellano, el uso de la pasiva es escaso. Con ella concurre la llamada pasiva refleja: predicado con verbo en forma activa, pero de significado pasivo, precedido por "se" y con indeterminación del sujeto agente: "se comparte piso", "se venden locales".

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