Lengua
GRAMÁTICA
El sintagma verbal - 5ª parte
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Los valores de las formas verbales
l valor significativo de las formas verbales viene determinado por las relaciones que entre ellas se establecen en la lengua y expresado por los morfemas que en cada caso incorpora el lexema verbal. A los valores gramaticales básicos, se añaden los valores expresivos que el hablante puede darles en determinados contextos.
Formas del modo indicativo
El presente de indicativo indica simultaneidad con el momento del habla, aunque raramente tiene un valor actual ("en este momento el director sale de su despacho"); por el contrario, suele expresar acciones durativas ("Marta estudia Derecho") o habituales ("viene a este bar todas las noches").
El presente tiene también un valor enunciador de verdades intemporales que suele llamarse gnómico: "el hombre es un ser racional". Por medio del presente, el hablante puede actualizar expresivamente un hecho que se sitúa en el pasado ("Dante participa en las luchas políticas de su tiempo") -presente histórico-, o bien anticipar algo que ocurrirá en el futuro ("el verano próximo me voy a Italia"). Finalmente, el contexto o la situación permiten, en ocasiones, que sirva para expresar órdenes, instrucciones o ruegos: "te vienes a casa ahora mismo".
El futuro simple de indicativo expresa posterioridad al momento del habla: "volveré a las seis". Otros valores son los de probabilidad ("serán las seis") y obligatoriedad ("lo harás como yo diga"), en los que la información temporal es desplazada por la modal.
El futuro compuesto expresa también posterioridad con respecto al momento del habla, pero es un tiempo relativo a otra indicación temporal respecto de la cual es anterior: "cuando tú vengas yo ya me habré ido". Su aspecto es perfectivo, frente al imperfectivo del futuro simple. Puede tener también un valor de probabilidad referido al pasado ("te habrá costado medio millón de pesetas").
El condicional simple expresa una acción posible si se cumpliera una condición previa, que se ve como dudosa e irreal y que va construida en subjuntivo: "si lo supiera, te lo diría". Puede también expresar futuro respecto de un pasado: "el año pasado me dijeron que estas vacaciones vendrían a verme". Por tanto, nos encontramos con un tiempo que siempre es relativo. Otros valores del condicional son los de probabilidad referida al pasado ("serían las seis cuando sonó el teléfono") o de cortesía ("¿sabría usted dónde está la calle Vinateros?").
Valores similares a la forma simple tiene el condicional compuesto: el propiamente condicional ("si hubieras llamado te habría abierto la puerta"), el de acción probable en el futuro que se mide desde el pasado ("si hubierais corrido habríais terminado el trabajo") y el de probabilidad ("a las ocho habrían llegado diez personas"). En todos los casos, el hecho que el verbo expresa se presenta como terminado, esto es, el aspecto es perfectivo.
El pretérito imperfecto señala una acción pasada de aspecto imperfectivo; según el tipo de verbos de que se trate, o según el contexto, puede ser durativa ("vivía en Bilbao") o habitual ("todas las tardes estudiaba una hora"). Ello explica su uso en evocaciones y descripciones del pasado. En ocasiones, alterna con el condicional: "si fueras española te darían/ te daban el trabajo", expresando entonces que la hipótesis resulta más probable. Otro valor del pretérito imperfecto es el de indicar cortesía, al alejar, y atenuar así, la acción: "buenas tardes; quería un paraguas".
Otro tiempo del pasado, el pretérito perfecto simple, se opone al imperfecto en el aspecto: "canté" es perfectivo porque la acción que el verbo expresa se ve como acabada, en su término puntual. Ello explica que sea el tiempo por excelencia de la narración de acontecimientos cumplidos en el pasado.
Como el pretérito perfecto simple, el compuesto ("he cantado") señala acción pasada y acabada; pero mientras aquél se sitúa en una unidad temporal ajena al momento del habla, éste menciona un hecho enmarcándolo en una unidad temporal que comprende también el presente: "el verano pasado no tuve vacaciones", frente a "este verano no he tenido vacaciones"; "ayer comí con mis padres", frente a "hoy he comido con mis padres". Ello hace que el pasado que expresa esta forma se encuentre subjetivamente más cerca del presente, al margen de su localización cronológica objetiva.
El pretérito pluscuamperfecto marca una acción pasada anterior a otra también pasada; es, pues, un tiempo relativo dotado de un aspecto perfectivo ("cuando llegaste, ya habíamos cenado").
Valor muy próximo a este último tiene el pretérito anterior: "cuando hubo acabado el examen, salió del aula". Lo que le caracteriza es que la anterioridad a la otra forma verbal es inmediata. Hoy se utiliza escasamente y en su lugar suelen emplearse el pluscuamperfecto o el pretérito perfecto simple, expresándose el sentido de anterioridad inmediata por procedimientos léxicos contextuales: "apenas había acabado/acabó el examen, salió del aula".
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