HISTORIA Y ARTE - EL SIGLO XX: Pintura y escultura - 11ª parte
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Historia y Arte

EL SIGLO XX

Pintura y escultura - 11ª parte


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Las vanguardias históricas (continuación)

El dadaísmo

ajo el término "dadá" se agruparon una serie de tendencias artísticas y teóricas que desde 1915 estaban apareciendo en el seno de los grupos de vanguardia más heterogéneos e intelectualizados. El dadaísmo fue un movimiento de rebelión contra todo tipo de formas culturales, que careció de un programa común y cuyas manifestaciones variaron según el lugar y el contexto de cada uno de sus focos.

En el caso de las artes plásticas, tras la aparición de la abstracción, la única salida posible que encontró el movimiento dadaísta fue una postura de destrucción total cargada de matices satíricos. Así, ante la realidad que ofrecía un mundo inmerso en la Primera Guerra Mundial o en las crisis postbélicas, el dadá respondió con el escándalo, la protesta, lo absurdo y como culminación de ese absurdo, el anti-arte.

Con estos presupuestos surgió en el Zurich neutral de 1916 y en el seno del "Cabaret Voltaire", regido por el escritor alemán Hugo Ball, el primer grupo dadá. Allí y de la mano de otro escritor, el rumano Tristan Tzara, se realizaron las primeras manifestaciones artístico-literarias bajo el denominador común de dadá. Según los artistas vinculados al "Cabaret Voltaire"el término dadá carecía de significado, había sido encontrado al azar en un diccionario, razón por la cual, dadá equivalía a la nada, pero una nada buscada y por lo tanto significativa, ya que los artistas dadá pretendían cambiar todo por la nada. En 1918 Tristan Tzara hizo público un manifiesto dadá más radical que proclama ya el movimiento como antiartístico y su actividad como una protesta a través de la provocación.

La nueva vanguardia se difundió rápidamente y, con un marcado carácter internacional, surgieron grupos y actividades dadá en muchas ciudades. Esa expansión del dadaísmo llegó hasta Nueva York, donde algunos artistas europeos se habían refugiado al estallar la primera gran guerra. En cierto modo, con el dadá Nueva York se incorporó al panorama de los centros de vanguardias artísticas del siglo XX.

El internacionalismo del dadá se vio reforzado por el hecho de que los artistas viajaron mucho e hicieron evidentes sus posturas en lugares muy distintos. Así, pueden señalarse los nombres de Hans Arp (1887-1966), que operó tanto en Zurich como en Colonia con una actividad a medio camino entre la pintura y la escultura que, recogiendo distintas influencias, derivó hacia la abstracción. Max Ernst (1891-1976) se movió en los círculos dadá de Colonia y de París y realizó collages que ya anunciaban el esplendor de su futura obra surrealista.

Otros artistas, cuyo trabajo debe insertarse al menos en el ambiente dadá, fueron Raoul Haussmann y John Heartfield, el primero llevó a cabo la realización de objetos cargados de ironía y el segundo destacó por sus agudos y críticos fotomontajes, cuya producción se extendería hasta la Segunda Guerra Mundial en forma de carteles propagandísticos anti-nazis.

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