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La filosofía humanista

l Humanismo en filosofía supuso un desinterés por el mundo científico y un retorno a la antigua filosofía grecorromana.

Este nuevo interés por el platonismo, el aristotelismo, el estoicismo y el epicureísmo enraizaba con el interés general que despertaba la cultura clásica, pero, además, se hacía desde una óptica diferente a la cristiana seguida por San Agustín (platonismo) o por Santo Tomás (aristotelismo). Los filósofos humanistas buscaban en los viejos maestros, no teorías que ratificaran el dogma cristiano, sino simplemente el conocimiento de la naturaleza y del hombre.

La novedad del Humanismo consistió en considerar al ser humano centro de atención de sus preocupaciones. Esta postura antropocéntrica buscaba el máximo desarrollo de las capacidades naturales (no sobrenaturales) del hombre. Por ello el interés por la naturaleza es doble, ya que el naturalismo renacentista se entiende tanto como naturaleza humana, sin considerar el destino sobrenatural del hombre, como naturaleza en la que el hombre habita sin considerar que ésta sea fruto de una creación divina.

Los humanistas, por lo tanto, no se sintieron interesados ni por lo sobrenatural ni por lo trascendente; no lo negaron, sino que no se ocuparon de ello. De ese modo, la vieja disputa entre razón y fe quedaba resuelta con la separación de ambas.

La Reforma Protestante

Uno de los sucesos de más trascendencia futura de los ocurridos durante el Renacimiento fue, sin duda, la Reforma Protestante.

Este cisma religioso debe ser considerado en el marco en el que se produjo, ya que, tanto sus orígenes como sus consecuencias trascienden a los problemas dogmáticos que fueron su centro. El mundo del Renacimiento y, sobre todo la mentalidad humanista, generaron una libertad de pensamiento que hizo posible la crítica a la Iglesia. Ya antes de Lutero humanistas como Erasmo de Rotterdam o Tomás Moro habían insistido en la necesidad de realizar profundas transformaciones en el seno de la Iglesia y, sobre todo, entre la jerarquía eclesiástica. El sentimiento de la necesidad de una reforma estaba, pues, muy difundido entre la intelectualidad europea.

En este ambiente se produjo la protesta de Lutero ante la venta de indulgencias para recabar fondos para la terminación de la Basílica de San Pedro. La actitud crítica de Lutero, que suponía un enfrentamiento con la autoridad del papa, fue una clarísima muestra del espíritu renacentista, ya que se trataba de un acto individual de protesta ante la suprema autoridad de la Iglesia, cosa que no hubiera podido suceder en el marco medieval. En este sentido fueron determinantes, tanto para Lutero como para sus seguidores, las ideas humanistas que, pretendiendo dignificar al hombre, hablaban de su libre albedrío y de su capacidad de autodeterminación.

Lutero [Biografía], retratado por el pintor alemán Lucas Granach, criticando las bulas papales ante sus conciudadanos de Wittenberg.

El proceso reformador tuvo, desde sus inicios, un claro trasfondo político y su expansión estuvo vinculada a las circunstancias políticas de una época en la que la autoridad de la Iglesia estaba en crisis.

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