HISTORIA Y ARTE - LA EUROPA DE LA ILUSTRACIÓN: Economía y sociedad - 2ª parte
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Historia y Arte

LA EUROPA DE LA ILUSTRACIÓN

Economía y sociedad - 2ª parte


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Las nuevas doctrinas económicas: fisiocracia y liberalismo

a desde principios del siglo XVIII se produjeron críticas al sistema mercantilista y los monarcas ilustrados o, mejor aún, sus ministros, pronto empezaron a sentir preocupación por realizar mejoras en la agricultura.

De todos modos, hasta mediados de siglo no apareció una doctrina económica que sentara el principio de que la riqueza está en la tierra. Esa doctrina fue la fisiocracia, propugnada de manera sistematizada, por el francés Quesnay. Según este teórico, la única cosa capaz de procurar riqueza por sí misma es la tierra, que cosecha tras cosecha, puede transformar un simple grano en docenas de ellos.

La base de la riqueza estaba, pues, en la agricultura y para el buen desarrollo de ésta, bastaba con que el Estado garantizara su práctica en un régimen de libertad. Etimológicamente, fisiocracia significa gobierno de la naturaleza, y Quesnay y sus seguidores planteaban que hay un orden natural marcado por la propia capacidad productiva de la naturaleza que los hombres deben seguir.

La nueva doctrina económica, de origen claramente ilustrado, era, desde luego, sencilla y sus afirmaciones básicas, expuestas por Quesnay en su obra la Tabla económica, difíciles de rebatir. El gran descubrimiento de los fisiócratas fue entender que, para el desarrollo económico, no hacía falta la intervención del Estado, ya que la producción y la venta debían ser libres, puesto que el propio orden natural regula la vida individual y colectiva.

A pesar de ello, los fisiócratas entendieron que el mejor sistema político en el que debía desarrollarse ese orden natural, era el Absolutismo Ilustrado. En este sentido, sus planteamientos fueron completamente respetuosos con el orden establecido, al que no quisieron oponerse; por la misma razón, definían a los propietarios no productores como una categoría de individuos impuesta y justificada por el mismo orden natural.

La nueva doctrina económica surgió como reacción al fracaso que, en Francia, había supuesto el mercantilismo, sólo favorable hasta entonces para Inglaterra y Holanda. Por otro lado, el notable aumento demográfico también debió de influir en esta nueva visión económica. Las teorías de los fisiócratas tuvieron gran repercusión, pero no significaron la desaparición del mercantilismo, ni de sus medidas proteccionistas.

La tendencia hacia la libertad económica, fue más profundamente desarrollada a finales del siglo XVIII por el inglés Adam Smith, que, de una forma más rigurosa y sin recurrir a ideas como la del orden natural, fundamentó definitivamente el liberalismo económico.

Adam Smith expuso su doctrina, en 1776, en su libro Ensayo sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones en el que, básicamente, afirma que: la riqueza de una nación se desprende de la riqueza de los miembros particulares que la integran; por ello debe existir una armonía entre los intereses particulares y los generales, para lo cual no es preciso que exista intervención alguna por parte del Estado, sino simplemente una total libertad, ya que el orden se establece por sí solo a través del juego-equilibrio entre la oferta y la demanda.

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