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La escultura barroca

as características definitorias del arte escultórico barroco son: la búsqueda del movimiento, el efectismo (por grandeza, dramatismo o misticismo) y un marcado realismo, que pretende trasladar a la materia, la calidad y textura de la carne, de las telas e incluso hasta de las nubes. Es, pues, un arte hecho para sorprender por su fuerza, lograda a partir del movimiento y del efectismo y por su perfección técnica.

Desde el punto de vista temático, la escultura barroca abordó casi todos los géneros, desde el religioso al mitológico, pasando por la escultura funeraria, el retrato, la escultura ecuestre y la alegórica. La preocupación urbanística del Barroco hizo que muchas de sus esculturas tuvieran como destino la ornamentación de espacios urbanos y de jardines palaciegos. Así, Roma levantó en sus calles y plazas docenas de fuentes escultóricas y por toda Europa proliferaron las esculturas ecuestres adornando las plazas y las representaciones alegóricas o mitológicas de los jardines.

El más genial de los escultores del Barroco fue Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) que también dejó obras de interés como arquitecto. Bernini, dotado de una gran capacidad desde muy joven para la escultura, realizó una obra de gran influencia en la Europa de su tiempo y aún mucho más tarde. Obra temprana suya fue Apolo y Dafne, en la que el tema mitológico se muestra con gran dulzura e intención de movimiento.

Su fama entre las cortes papales le llevó a recibir numerosos encargos, como el Sepulcro de Urbano VIII, en el que reprodujo el esquema triangular que Miguel Angel había utilizado en las tumbas mediceas. Bajo su dirección se realizaron muchas de las fuentes que se construyeron en Roma, entre las que puede destacarse la de Los Cuatro ríos, de carácter alegórico e instalada en la Plaza Navona.

Pero, donde Bernini alcanzó la máxima expresión de la escultura barroca fue en su Éxtasis de Santa Teresa, atrevida representación del misticismo de la época, en la que Santa Teresa y el ángel que Dios le envía aparecen sobre una nube de mármol en la que Bernini parece superar la gravedad de la materia. Su sorprendente capacidad técnica le llevó a plasmar en mármol las calidades textiles como nadie lo había hecho (Muerte de la Beata Albertona). Como retratista, su obra más copiada fue el busto de Luis XIV, para quien trabajó en Francia.

Éxtasis de Santa Teresa [Biografía], de Bernini

La escultura barroca, fuera de Italia, no dio figuras de la talla de Bernini. En España fue fundamentalmente religiosa y en Francia, como sucedió con otras artes, estuvo al servicio de la corte, con un carácter decorativo, cuyos temas predominantes fueron los mitológicos y alegóricos.

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