Historia y Arte
LAS CIVILIZACIONES FLUVIALES
Mesopotamia - 10ª parte
Las artes figurativas (continuación)
n este mismo periodo asirio, los grandes relieves alcanzaron una notable belleza. Se caracterizan por ser obras detallistas y minuciosas de notable naturalismo, que separan los asuntos divinos de los humanos. Los mejores narran o ensalzan los hechos políticos o militares de los monarcas asirios.
Pueden destacarse los de Sargón en Jorsabad o los de su hijo Senaquerib en Nínive (de los siglos VIII y VII a. de C. respectivamente), pero los mejores son, sin duda, los de Assurbanipal en Nínive (siglo VII a. de C.). En ellos puede verse al rey en escenas de guerra, caza, o de banquete; su figura aparece erguida en una dignidad que pretende demostrar su poderío. De todos, quizá sobresalen los dedicados a la caza, por su realismo en el tratamiento de las figuras de los animales.
Relieve de cacería de Assurbanipal, del palacio
de Ninive
Museo británico - Londres
Por último deben mencionarse, con respecto a las artes figurativas, los sellos. Éstos eran pequeños cilindros de 2 a 5 cm de diámetro por 3 a 6 de alto en los que se grababa un dibujo. Haciendo rodar el cilindro sobre arcilla se imprimía en ésta el positivo de dibujo que en negativo contenía el sello.
Se utilizaron como firmas de propiedad y los temas más frecuentes eran animales o representaciones geométricas, aunque también los hubo que presentaban al dueño y a un dios. En general, los sellos tendieron hacia formas simétricas. Este tipo de trabajo artístico que consiste en grabar o tallar sobre piedra fina (los cilindros-sello) recibe el nombre de glíptica.
La música en Mesopotamia
Partiendo de la base de que hay pocos datos para analizar el desarrollo del arte musical en Mesopotamia, y de que se desconoce por completo el tipo de música que se empleó, tan sólo cabe señalar qué tipos de instrumentos se utilizaron y cuáles fueron los textos cantados.
Durante la época sumeria y coincidiendo con el poderío de los templos, se cantaron himnos de carácter ritual en las ceremonias religiosas. Estos cantos eran, con frecuencia, lamentaciones dirigidas al dios, como corresponde a una religión sin idea de salvación. Los instrumentos utilizados para acompañar estos salmos eran tambores, panderetas, liras, arpas y cascabeles (se conocen gracias a los ajuares de las tumbas reales de Ur y Kish). El periodo Babilonio no introdujo grandes novedades, pues los textos cantados siguieron siendo los sumerios, aunque alternados con intermedios instrumentales.
El imperio asirio supuso el desarrollo de una música profana destinada a engrandecer el lujo y la fama de los palacios y sus monarcas. Existían músicos de palacio que actuaban tanto en las fiestas palaciegas como en los desfiles militares. Los instrumentos también aumentaron, apareciendo trompetas y nuevos tipos de tambores. Estas actividades y nuevos instrumentos debieron desarrollar una música profana popular, pero, si fue así, es desconocida por completo.
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