
Frases célebres
Bertrand Russell - 1ª parte
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- No importa lo elocuente que ladre un perro;
nunca podrá decirte que sus padres fueron pobres
pero honestos.
- Lo que los hombres realmente quieren no es el
conocimiento sino la certidumbre.
- El que la ciencia pueda sobrevivir largamente
depende de la psicología; es decir, depende de lo
que los seres humanos deseen.
- El hombre prudente sólo piensa en sus
dificultades cuando ello tiene algún objeto. Cuando
no, piensa en otra cosa.
- ¡Qué agradable sería un mundo en el que no se
permitiera a nadie operar en bolsa a menos que
hubiese pasado un examen de economía y poesía
griega, y en el que los políticos estuviesen
obligados a tener un sólido conocimiento de la
historia y de la novela moderna!
- Cuánto placer se obtiene del conocimiento
inútil.
- La conclusión es que sabemos muy poco y sin
embargo es asombroso lo mucho que conocemos. Y más
asombroso todavía que un conocimiento tan pequeño
pueda dar tanto poder.
- La calumnia siempre es sencilla y verosímil.
- Los más ilustrados de entre los griegos
sostenían que la esclavitud era justificable siempre
que los amos fueran griegos y los esclavos bárbaros,
pero el caso opuesto era contrario a la naturaleza.
- Gran parte de las dificultades por las que
atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes
están completamente seguros y los inteligentes
llenos de dudas.
- En todas las actividades es saludable, de vez en
cuando, poner un signo de interrogación sobre
aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como
seguras.
- Un síntoma de que te acercas a una crisis
nerviosa es creer que tu trabajo es tremendamente
importante.
- Carecer de algunas de las cosas que uno desea es
condición indispensable de la felicidad.
- Temer al amor es temer a la vida, y los que
temen a la vida ya están medio muertos.
- El hombre feliz es el que vive objetivamente, el
que es libre en sus afectos y tiene amplios
intereses, el que se asegura la felicidad por medio
de estos intereses y afectos que, a su vez, le
convierten a él en objeto de interés y el afecto de
otros muchos.
- El ser capaz de llenar el ocio de una manera
inteligente es el último resultado de la
civilización.
- El hombre juicioso sólo piensa en sus males
cuando ello conduce a algo práctico; todos los demás
momentos los dedica a otras cosas.
- La historia del mundo es la suma de aquello que
hubiera sido evitable.
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