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Botánica
FLORES ORNAMENTALES
Campanilla "Alba" (Campanula latifolia "Alba")
Origen/distribución: Europa y Asia
Familia:
Campanuláceas
as especies pertenecientes al género Campanula se caracterizan por presentar gran variedad de aspectos, tanto en su porte y altura como en la forma de sus hojas y en el distinto colorido de las flores. Son plantas vivaces o bianuales, muy adecuadas para la decoración de jardines, bien sea en parterres y macizos --mezcladas con otras flores-- si son altas, o bien en rocallas cuando se trata de especies rastreras.
Campanilla "Alba" (Campanula latifolia "Alba")
La C. latifolia "Alba" que nos ocupa, puede alcanzar 1,50 m de altura y se presta perfectamente a su utilización en platabandas y macizos, que alegran el jardín en verano con sus atractivas flores.
Una especie parecida y de las más preciadas es la persicifolia, de hojas parecidas a las del melocotonero, y flores azules liliáceas a lo largo de todo el tallo. La variedad "grandiflora" alcanza un metro de altura y tiene las flores azul celeste.
Las flores son de pétalos unidos, formando una campanilla estrellada. Se dan solitarias a lo largo del tallo o agrupadas. En la variedad "Alba" son blancas, pero en la especie pueden ser azules.
Reproducción/cultivo/otros datos de interés
Las especies botánicas se reproducen bien mediante semilla, sembrándola al final de la estación fría en un lugar de media sombra, aunque se puede efectuar la multiplicación por división de mata en otoño, así como por esqueje herbáceo o esqueje de raíz.
Se plantan las matas distanciadas entre sí 15 ó 20 cm y se hunden hasta el cuello. Nunca hay que cubrir de tierra los brotes jóvenes.
Para plantar las campanillas hay que acidificar la tierra con un buen abono animal, en proporción de unos 4 kg de abono por m2. Se añade al suelo arena, para que drene bien y se efectúa la plantación. Cuando la planta ya es adulta, se le pueden prodigar los abonos líquidos, corrientes en el mercado, según las dosis que se prescriben en los envases. Las especies mediterráneas viven bien en un sustrato formado por tierra de jardín con piedrecillas y arena, pues es lo más parecido a su hábitat natural en las latitudes en que estas plantas se dan rústicas.
Necesitan tener el suelo húmedo, por lo que los riegos regulares sin encharcar el terreno son lo ideal.