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Origen/distribución: América del Norte, desde sur de California hasta las montañas de Oregón y Colorado
Familia: Liliáceas

l género Calochortus comprende unas 50 especies, todas americanas, que semejan pequeños tulipanes. Son plantas bulbosas de 20 a 60 cm de altura, con bonitas flores de color que varía entre el blanco (a veces con manchas amarillentas y violáceas), amarillento, marronáceo o púrpura. Son de floración primaveral, que difiere de unas especies a otras entre principios y finales de la primavera, incluso hasta comienzos del verano.

De este género hay unas cuantas especies que se cultivan en América y solamente cuatro o cinco se han introducido en Europa; no son frecuentes en los jardines. Podemos destacar: C. albus, con flores globosas blancas manchadas de púrpura y estambres amarillentos; C. caeuleus, con inflorescencias de flores acampanadas azules; C. elegans, con flores blanquecinas manchadas de púrpura; y C. venustus, de coloración variable, comúnmente con flores entre el blanco y el lila.

Calochortus albus / Calochortus venustus

En América se encuentran además: C. clavatus, con flores blancas, amarillas y/o marronáceas; C. amabilis, con olorosas flores amarillentas; C. monophyllus, con flores de un amarillo brillante; C. citrinus, con flores amarillentas y marronáceas, etc.

 
Calochortus amabilis / Calochortus clavatus

Son plantas muy decorativas que pueden tener un acomodo perfecto entre otras bulbosas. Alternan muy bien con tulipanes y especies del género Crocus. Son asimismo muy indicadas como plantas de rocalla.

Reproducción/cultivo/otros datos de interés

Pueden reproducirse tanto por semillas, mejor en semillero protegido, o por la separación de los pequeños bulbillos que nacen en los costados de los mayores.

Requieren suelos arenosos y bien drenados; no les importa que sean un tanto pobres. Temen sobremanera a los suelos con excesiva humedad, sobretodo en invierno. En los climas europeos las plantas son rústicas, aunque en años fríos les conviene cierta protección frente a las heladas. Requieren situaciones bien iluminadas.

Para su cultivo perfecto, es recomendable desenterrar los bulbos una vez pasada la floración y secas las hojas, guardándolos en sitios frescos hasta el otoño, época en que deben plantarse de nuevo. De no hacerlo así, se corre el peligro de matar los bulbos al humedecer el suelo con los riegos. Si éstos no van a ser frecuentes y el suelo o no va a estar húmedo, pueden continuar los bulbos enterrados.



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