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Botánica
FLORES ORNAMENTALES
Calceolaria de jardín (Calceolaria fructicohybrida)
Origen/distribución: México central hasta la Patagonia
Familia: Escrofulariáceas
uchas
plantas de este género tienen aplicación ornamental para
interiores, en maceta, como el conocido "Zapatito de
Venus", pero algunas especies de porte enano que
alcanzan hasta 50 y 70 cm, también son útiles en
jardinería, para borduras, arriates y otras
composiciones. A estas especies pertenece la
Calceolaria fruticohybrida, también llamada C.
integrifolia o C. rugosa. La variedad que más
se utiliza es "Triumph", de hoja oval. C.
scabiosaefolia posee hojas plumosas y crece a mayor
altura.
La hoja de la variedad que presentamos es algo pubescente, oval y algo dentada. En cuanto a la flor, amarilla, es conocida por su forma bilabiada, con el labio inferior mucho más grande, en forma de bolsa inflada, que es preciso comprimir lateralmente para poder observar los estambres. La floración empieza en mayo y termina en septiembre.
Reproducción/cultivo/otros datos de interés
Se reproduce por semillas, en un invernadero en semillero caliente y protegido de los rayos solares. Se repica a maceta, se descabeza un tiempo después y se planta en plena tierra en mayo, distanciando las matas 15 cm. También se pueden esquejar a finales de verano o a primeros de año, estratificando los esquejes en cajas con arena hasta el momento de plantarlos en la estación templada.
La tierra debe ser algo ácida, consistente en una mezcla de tierra de jardín con turba y arena o perlita. Las tierras calizas le resultan perjudiciales. Estas plantas son objeto de ataque frecuente por parte de pulgones y orugas, que hay que combatir eficazmente con insecticidas específicos para insectos masticadores.
Estas plantas, un tanto delicadas, necesitan luz pero no una exposición directa a los rayos del sol. Prefieren climas frescos, pero en los que el frío no sea nunca extremado. El mínimo de temperatura soportable para ellas es 4º y el máximo 18º. Además, deben encontrarse protegidas del viento y corrientes de aire.
Los riegos hay que procurar hacerlos de forma que el sustrato esté siempre húmedo, pero prodigando riegos regulares más que abundantes. Sobretodo, hay que procurar no mojar el follaje ni las flores.