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Origen/distribución: Zonas subalpinas de Europa central y meridional, desde España a Croacia
Familia: Ranunculáceas

ambién llamada pulsátila amarilla, esta anémona es, por el momento, tan sólo una especie silvestre. Ello no se explica fácilmente si se consideran la belleza de sus flores y la gran cantidad de híbridos que se utilizan en jardinería y que proceden de otras especies espontáneas de pulsátilas y anémonas.

La anémona amarilla es una planta vivaz, de raíz rizomatosa algo gruesa, única parte que permanece viva todo el año, pues los tallos, hojas y demás órganos aéreos mueren en el invierno.

Anémona amarilla (Pulsatilla alpina)

Su hábitat natural lo constituye la zona subalpina de las montañas, allí donde prevalece ya el matorral, comienzan los prados y los árboles sólo se encuentran de forma aislada. En la península ibérica se localiza principalmente en la cordillera de Gredos y en el Pirineo aragonés.

La planta posee unas hojas basales laciniadas y un tanto velludas, así como los tallos florales. Estos son gruesos y pueden medir unos 40 cm. En el extremo de cada uno aparece una hermosa flor amarilla, que al secarse da lugar a gran cantidad de frutos de aspecto plumoso y alargado.

Reproducción/cultivo/otros datos de interés

Teniendo en cuenta su fácil modo de reproducción, todo aquél que posea un jardín de rocalla o sea aficionado a las especies alpinas, puede intentar el cultivo de esta bellísima planta, si localiza un ejemplar silvestre y obtiene las semillas correspondientes.

Es evidente para cualquier amante de la flora que no se debe nunca extraer el ejemplar completo, y menos aún si es raro. Las normas que se siguen son, siempre, intentar reproducir la planta a partir de sus semillas o, en ausencia de éstas, extraer sólo una porción a modo de esqueje. Sólo respetando este código de conducta puede asegurarse la pervivencia de especies tan hermosas y escasas.

Las semillas se plantarán en otoño, a pleno sol, proporcionándoles un sustrato arenoso o pedregoso y muy bien drenado, al que puede mezclarse tierra de jardín. Los riegos serán moderados y se dejará que las lluvias de la estación hagan su labor.

Las plantitas comienzan a brotar a finales del invierno y florecen en primavera, produciendo a continuación las semillas, que pueden utilizarse para propagar la especie. También puede dividirse el rizoma en otoño. En ningún momento habrá que regar excesivamente.

Siguiendo estos consejos, además de obtener una bonita planta para el jardín, se habrá logrado algo mucho más importante: preservar y multiplicar una hermosa y poco frecuente especie silvestre, sin daño alguno para su hábitat natural.



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