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Origen/distribución: Europa meridional/muy extendida
Familia: Rosáceas

ace un tiempo se haría impensable que el aficionado formara grupos con una planta de aspecto tan silvestre o, si se quiere, tan diferente de las flores cultivadas clásicas de jardín.

La elección actual de esta planta como ornato de jardines, es una evidencia del cambio de gustos sobre plantas que se ha dado en los últimos años. Sin embargo, la tendencia actual hacia los jardines "naturales", en consonancia con el paisaje que les rodea en cada caso, hace que nos fijemos en plantas hasta ahora consideradas como malas hierbas.

Alquimila (Alchemilla mollis)

Para apreciar la alquimila, hay que conocerla un poco. A pesar de sus modestas flores, es una planta de arriate a toda prueba, que no requiere de ningún suelo especial y que combina maravillosamente con otras perennes de diferente color.

Existen unas 30 especies del género Alchemilla y la que más se ve en los jardines es Alchemilla mollis (la que ilustra esta ficha), aunque para rocallas se utiliza también A. alpina, de porte más bajo (unos 15 cm de altura) y apariencia más humilde. Las hojas de esta última tienen los bordes plateados.

La especie A. mollis es tan apreciada por sus hojas como por sus flores. Las hojas son arriñonadas, con los bordes recortados y muy abundantes (véase la ilustración de la hoja), poniendo un fondo verde claro a las inflorescencias en umbela, constituidas por diminutas flores de color amarillo verdoso.

Se suelen cortar flores y follaje para formar ramilletes silvestres. Cuando la planta completa su crecimiento en altura, se desarrolla bastante en anchura, por lo que también se utiliza para cubrir terrenos, aunque, en general, se planta en arriates de perennes.

Reproducción/cultivo/otros datos de interés

Se puede reproducir por semilla en plena tierra, al final de la época fría. Asimismo, es fácil de reproducir por división de mata en primavera u otoño. Le va la tierra con tendencia alcalina preferentemente, drenada y fresca.

Los riegos deben ser regulares y de abundancia media, de modo que el sustrato esté siempre húmedo, sobre todo en los meses de calor.

Se ha de colocar a pleno sol, aunque, en lugares de muchas horas de insolación, está bien en semisombra. Se encuentra bien en clima templado, aunque resiste bastante bien el frío. Más resistente a inviernos extremados es la A. alpina, que en la naturaleza se suele encontrar a 2.500 m de altitud.



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