Una preciosa serie dedicada a la energía nos cautivó recientemente. No es la primera ni será la única que inspirará a los artistas de medio mundo para documentar la revolución energética que se inició a finales del XIX.
La carrera de Rumania como fuente europea de energía se inició en 1857 cuando se extraían las primeras 275 toneladas de petróleo; ello dio lugar a la primera refinería del mundo y posibilitó crear el sistema de alumbrado público en la capital, Bucarest.
En 1884 el gas extraído del carbón posibilitó el sistema de alumbrado en la ciudad de Timisoara, la primera zona urbana europea que empleó el sistema de farolas. Diez años más tarde Bucarest estrenaba sus primeros tranvías eléctricos, Timisoara sería en 1899: Rumania lideraba en esa época el sistema de transporte público por este medio seguro y libre de contaminación.
En 1917 cuando la ciudad transilvana de Turdea se convertía en la primera zona urbana que empleaba el gas natural como fuente de energía para su red de alumbrado público gracias a los yacimientos descubiertos en la zona de Samarsel.
En 1959 quedaba inaugurado el primer gasoducto transnacional que llevó el gas hasta la vecina Hungría. En la siguiente década el proyecto fue la construcción de las presas de Bicaz y Vidraru; en 1964 se llega al acuerdo, con la entonces Yugoslavia, para construir sobre el lecho del Danubio la gran Puerta de Acero que se finaliza en 1972 (en su época significó la emisión de una serie de sellos de correos utilizable indistintamente en los servicios postales de ambos países) y constituyó una de las más grandes presas del mundo. Rumania continuaba con sus proyectos, uno de los que están en marcha en este tipo de construcciones es el de Tarnita (Cluj).
En 1996 entró en funcionamiento el reactor nuclear de Cernavoda, el segundo quedó inaugurado en 2007 y esperaban conectarlos a la red eléctrica nacional en el 2014-15. En el horizonte está el proyecto para finalizar en el 2025 la tercera planta nuclear ubicada en Transilvania, mientras tanto, en España seguimos mareando la perdiz y pesa no sólo no renovar estas fuentes de energía, ya sabemos que son peligrosas, pero ¿está la sociedad realmente dispuesta a prescindir de todo lo que ello mueve? ¿Podemos permitirnos ese lujo? En caso de accidente en cualquier país vecino, nosotros también padeceremos las consecuencias… Jugar con estos temas acaba significando una talla política de muy bajo recorrido y cuyas consecuencias las acabarán pagando las generaciones futuras que ya están hipotecadas por esas ideas absurdas de ponerse a regalar cantidades para lograr superar el primer escollo. Cuando los políticos acceden al poder gobiernan para la totalidad del pueblo y no para una camarilla en concreto, así que energéticamente en la península tenemos un verdadero problema que en otros pagos ya están solucionando de una manera pragmática [aunque los residuos sean un quebradero de cabeza que durará milenios].
Los tres sellos rumanos nos atraparon por su diseño y por el «juego» que el artista supo sacarle al pequeño rectángulo dentado que, a modo de libro, nos ilustra con una foto de la época y la leyenda alusiva al lado izquierdo, enmarcado en dos líneas verticales rojas y un fondo azul con las estrellas de Europa.
Recordemos que en 1884 Timisoara era la primera ciudad europea que tuvo alumbrado público en sus calles y en 1899 inauguraba también su primer tranvía eléctrico. Ambos elementos, junto a una vista de la Catedral Metropolitana, forman el primer facial de 80 bani.
En 1917 sería Turda la primera ciudad europea que utilizaba las farolas de gas en sus calles; los primeros yacimientos se habían localizado en Sarmasel (Condado de Mures) en 1909. Junto a la farola aparece la Catedral Ortodoxa de Turda, facial de 2,10 Lei.
Finalmente, el de 3 Lei muestra una de las más grandes presas hidroeléctricas construidas en acero en Europa y la mayor que se levantó en el Danubio en 1964. El sello ofrece el aliviadero y una de las torres de transporte de electricidad.
Los sellos fueron impresos en minipliegos de diez ejemplares y una hojita bloque con gran viñeta lateral complementada con un gigantesco sol como fuente de energía y, del que emergen, pinturas religiosas, cerámicas, torres y otros monumentos.
Los diseñadores de esta preciosa serie han sido Mihai Vamasescu y Stan Pelleanu, se emitieron 183.600 sellos (144.000 en minipliegos de 10 y 39.600 en hojitas bloque de tres ejemplares) en offset multicolor, formato 48×33 mm.
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JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es
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