El 2 de septiembre de 2015 veía la luz la siempre soberbia hojita que el correo checo viene realizando desde hace algunos años dedicada a la Protección de la Naturaleza. En esta ocasión el motivo se ha centrado en las aves nocturnas que, el ser humano, ensimismado en su alienante urbanismo, cada vez desconoce más, aunque algunos de los búhos y lechuzas los puedo escuchar o ver cuando alguna noche decido sacar la cabeza un rato en la terraza de casa que ya está fuera de la ciudad y todavía permite estos placeres que, lamentablemente, cada vez serán más escasos, que ya han puesto en servicio un tramo de autovía y el ruido ahoga el canto de estas avecillas nocturnas.
La fabulosa hoja bloque lleva cuatro efectos [13-17-21-25 coronas] y cinco viñetas a las que tendríamos que añadir los márgenes que nos dan una extraordinaria composición de las rapaces nocturnas habituales en las tierras checas. Concretamente aparecen identificadas nada menos que trece especies. La pieza fue obra de Libuse y Jaromir Knotek y el grabado lo realizó Martin Srb, impresión en offset combinado y se lanzaron cuatro sobres de primer día cancelados en Decin [13 coronas], Srní [17 coronas] Zacler [21 coronas] y Telc [25 coronas] que complementan las especies filatelizadas con el motivo del matasellos y el grabado que ilustra los cuatro sobres.
De arriba abajo y de izquierda a derecha, la composición reproduce las especies Surnia alula, Asio flammeus, Nyctea scandiaca, Strix aluco, Athene noctua, Aegolius funereus, Bubo bubo, Glaucidium passerinum, Otus scops, Strix uralensis, Strix nebttlosa, Tyto alba y Asio otus. A ellas tendríamos que añadir las especies de flora [lamentablemente sin identificar aunque en algunos casos sean fáciles de deducir] y los restos de un castillo que aparecen, parcialmente, en el valor de 21 coronas.
Como la información distribuida ha sido floja, vamos a darnos una vuelta por el mundo de las rapaces nocturnas [las cuatro especies filatelizadas aunque el temático que tenga su colección centrada en ellas las podrá documentar todas, sobre todo si desea exponer] y, digamos, de paso que no logramos ninguna referencia en la flamante GUÍA DE IDENTIFICACIÓN DE LAS RAPACES de la Editorial Omega, ni rastro de estas especies de la noche ¿por ese hecho han dejado de ser rapaces o porque son nocturnas los especialistas las dejaron de lado al no observarlas? En fin que a veces uno se encuentra con sesudos estudios de los temas más inverosímiles y cuando vas a buscar algo concreto descubres, con sorpresa, que allí no hay nada. O sea: se firman flamantes odas, se ensalza a los autores, se pone en el PODIO la obra, hasta que alguien descubre que en realidad es un simple escamoteo. En este caso sólo habría bastado poner al final del título DIURNAS y el excelente ejemplar citado podríamos considerarlo una joya por la información que lleva; al faltar la parte de la oscuridad, es evidente que uno piensa ¿realmente es una enciclopedia especializada o simplemente una toma de pelo por la Editorial que lo puso en el mercado español? En fin, vamos a nuestras cuatro especies.
Las lechuzas y búhos son rapaces nocturnas que pertenecen a dos grupos familiares Tytonidae y Strigidae; de crío me atraían y, en algún momento, tuve en mis manos algunos de estos animales de la noche [incluso con los amigos de la infancia íbamos a algunos de los tajos de mi Alhama natal donde tenían su comedero y hacíamos volar nuestra imaginación sobre el régimen alimenticio de estas criaturas nocturnas que a veces nos hacen creer, por su rostro, que son también humanas] así que vamos a darnos un paseo por ellas.
Athene noctua [Mochuelo común]. Posiblemente el más conocido y de mayor expansión territorial. Prácticamente se encuentra en la totalidad del Hemisferio Norte y, además, es una especie activa día y noche, aunque la mejor hora para observarlo sea el amanecer y atardecer, se distingue por su cabeza ancha y largas cejas; tenemos sietes subespecies.
Aegolius funereus [Lechuza de Tengmalm]. De distribución más reducida, en España ocasionalmente puede observarse en la zona de los Pirineos donde lo denominan Mochuelo pirenaico. Centroeuropa, Escandinavia y la gran región siberiana son sus territorios más habituales [aunque pueden encontrarse en otras zonas individuos aislados]. Una de las características de esta pequeña rapaz nocturna son sus clásicos y abiertos ojos, para los no especialistas en su hábitat, suele confundirse frecuentemente con el mochuelo común, aunque esta especie es de hábitos nocturnos y, llegado el caso, a pesar de su discreción, suele utilizar las cajas nido que a veces los críos montan en campañas orquestadas, como si las aves no tuvieran recursos suficientes para construirse sus propios alojamientos. Es de escasa variación con sólo dos subespecies, habitual en bosques mixtos, coníferas y zonas arboladas.
Bubo bubo [Búho real]. Otra especie de amplia distribución desde el Norte de África, Italia, Europa Central y Oriental, Escandinavia y Siberia entre otras zonas más dispersas del Hemisferio Norte. Si salvamos la pequeña especie meridional ascalaphus, tenemos a la más grande y potente de su grupo. Posiblemente es el que por su canto uno identifica antes debido al clásico “Huuu-u”. Han sido catalogadas 8 subespecies [la citada ascalaphus es conocida como Búho real del desierto] y es habitual en los terrenos accidentados y con riscos [de ahí que fuera una de la que más podíamos ver de críos en las primeras horas del crepúsculo cerca del Cortijillo Ponche en mi Alhama natal].
Nyctea scandiaca [Búho nival]. Esta si que es prácticamente imposible de observar en España, su área apenas sobrepasa el Círculo Polar, ha sido censada desde Islandia, Feroe hasta los confines de Siberia. Normalmente caza de día pero es esencialmente crepuscular, a veces adopta una posición de descanso sobre el pecho que le confiere su característica expresión gatuna. Curiosamente tiene unos hábitos alimenticios que en años de vacas flacas se ve en dificultades, en las zonas polares su plato preferido es el de los lémmings, especie de ratoncillos que en años de penuria se suicidan por millares lanzándose a las gélidas aguas norteñas y creando un gran drama para muchas otras especies del Ártico [hay sesudos estudios realizados por los científicos sobre ese roedor y la dinámica de abundancia de otras especies superiores]. Suele utilizar los montículos como atalaya desde la que lanza los rapidísimos y efectivos ataques que le permiten cazar a los roedores más habituales de su dieta; cuando llega el crudo y frío invierno suele realizar un ligero desplazamiento hacia el sur, difícilmente llega a superar la latitud de Islandia.
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