Meteorólogos naturales

Escrito por Héctor Ruiz

Si tienes animales en casa, probablemente hayas notado cambios en su comportamiento antes de un aguacero o de cualquier otra variación meteorológica.

Desde la antigüedad, los humanos observamos de  cerca los animales que nos rodean para conseguir previsiones del tiempos fiables a corto plazo e incluso a largo plazo. ¿Realmente pueden predecir el tiempo o sólo se trata de creencias populares?

Los insectos, meteorólogos precisos

En noviembre de 2006, una plaga de  hormigas voladoras inundó las calles de  Murcia en menos de 24 horas. Los expertos en insectos y los hombres del tiempo coincidieron en que este hecho vaticinaba agua a raudales, como después confirmaron los aguaceros y las inundaciones que se produjeron. La explicación a este fenómeno es bastante lógica. Tras las altas temperaturas del verano, la humedad que precede una tromba de agua es detectada por estos insectos, que huyen de sus hormigueros deprisa y corriendo, antes de que se inunden y se atraganten.

Por otra parte, también es sabido que las hormigas normales (sin alas) acostumbran a  aumentar su actividad y crean hileras rectas y abarrotadas cuando se espera la llegada de un tiempo lluvioso.

El caso de las abejas es todavía más excepcional. Estudios científicos demuestran que pueden llegar a  predecir el tiempo de  estaciones enteras. Si en otoño hay muchas más abejas de lo habitual o se muestran muy activas, es muy probable que el invierno resulte muy frío e incluso  nieve. A corto plazo, nos pueden indicar si se aproxima lluvia cuando todas se apresuran a volver a su colmena.

Termómetros con patas

Uno de los insectos más infalibles a  la  hora de ofrecernos información meteorológica es el grillo. Este artrópodo se manifiesta especialmente durante las noches de verano mediante su persistente chirrido: los machos frotan sus alas de una forma característica y  producen su famoso canto para atraer a las hembras y emparejarse.

Lo curioso es que a medida que sube la temperatura ambiental, aumenta la frecuencia de sus chirridos porque se produce una aceleración de su metabolismo.

Así los grillos constituyen un termómetro casi perfecto: si contamos el número de chirridos que emite un grillo por minuto podemos calcular la temperatura ambiental aproximada. Para hacerlo hay que utilizar una fórmula matemática descrita por un grupo de investigadores norteamericanos que han estudiado a estos insectos durante mucho tiempo:

Puesto que contar todos los chirridos que emite un grillo en un minuto puede darnos dolor de cabeza, se aconseja contar solamente los que realiza en 15 segundos y multiplicarlos por 4, igual que cuando nos medimos el pulso.

La actividad tejedora de las arañas se relaciona con situaciones estables mientras que su ausencia indica alto riesgo de lluvia.

Croac, croac

Las grandes expertas a la hora de  detectar cambios en la presión atmosférica, que van asociados a  cambios de tiempo, son las ranas. En cuanto sienten la proximidad de bajas presiones, es decir, de que se acerca la lluvia, se ponen a croar de forma más intensa. Como que por otra parte no soportan demasiado la falta de humedad en su piel, acostumbran a encontrarse dentro el agua cuando el aire es seco, y a salir cuando se hace más húmedo.

Barómetros vivientes

En el siglo XVIII muchos hogares contaban con unos peculiares “aparatos” que permitían a sus inquilinos obtener una predicción del tiempo bastante precisa y con una antelación de hasta 24 horas. Se trataba de  pequeñas peceras que se llenaban de agua por la mitad y que contenían una sanguijuela, una rana verde o  un pescado de la especie Misgurnus fossilis. Habitualmente se vendían con un breve manual de instrucciones que explicaba cómo interpretar el comportamiento de  estos animales en relación al tiempo que se acercaba.

Por ejemplo, de las sanguijuelas se decía que:

• Si la sanguijuela se quedaba en el fondo, acurrucada sin moverse o  enrollada en espiral: BUEN TIEMPO
• Si se arrastraba hacia arriba: LLUVIA
• Si parecía inquieta: VIENTO
• Si en invierno permanecía quieta en el fondo: FRÍO
• Si en invierno se situaba en la  boca del recipiente: NIEVE

Con respecto a las ranas, concretamente las de la especie Hyla arborea (rana de los árboles), contaban con una pequeña escalera por la cual subían e indicaban de este modo la previsión del tiempo: si la rana se encaramaba por la escalera y salía del agua, auguraba buen tiempo.

(c) Imagen Chris Schuster.

El Misgurnus fossilis es un pececillo silúrido de agua dulce que se utilizaba como barómetro en Suiza y Alemania. En el fondo de la pecera tenía una abundante capa de arena en la cual se revolcaba inquieto cuando se acercaba tormenta. Si se mantenía tranquilo e inactivo, por el contrario, aseguraba buen tiempo.

Meteorólogos con plumas

Las aves son otro grupo de  animales que nos pueden decir muchas cosas sobre el tiempo que se avecina. No obstante, no todos los pronósticos que popularmente se atribuyen a  determinados comportamientos de  algunas aves son ciertos.

Sabemos que algunos pájaros, como las ocas y otras aves migratorias, ajustan su vuelo según los cambios de temperatura, presión, humedad y densidad del aire.

Los días calurosos vuelan a grandes alturas dejándose llevar por las corrientes cálidas ascendentes. Pero cuando se aproxima una tormenta vuelan más bajo de lo habitual.

Al contrario, se ha observado que cuando las golondrinas y los vencejos vuelan muy alto en busca de insectos es señal de que la atmósfera presenta signos de inestabilidad y el riesgo de tormenta es elevado. Esto se debe a que las corrientes cálidas ascendentes arrastran insectos hacia grandes alturas y son precisamente estas corrientes los que se asocian al mal tiempo.

El Día de la Marmota

En Estados Unidos, la marmota es uno de los animales más consultados para anticipar las condiciones meteorológicas de una zona. El 2 de febrero, día que marca el punto intermedio entre el solsticio de  invierno y  el equinoccio de  primavera, los norteamericanos celebran el Día de la Marmota.

(c) Imagen Jon Sullivan.

Si la marmota (que está hibernando) saca la cabeza de su madriguera aquel día y vuelve a meterse rápidamente, significa que seguirá

hibernando 6 semanas más: el invierno todavía se prolongará. Esto se debe a que al salir de la madriguera, ha visto su propia sombra y se ha asustado.

Si el Sol brilla con fuerza en invierno (y por tanto, dibuja la sombra de la marmota) es porque predomina el aire polar muy seco y frío. Si éste no fuera el caso, la marmota no vería su sombra debido a la nubosidad y un aire más húmedo y cálido indicaría la llegada inminente de la primavera, cosa que pondría fin a la hibernación de este mamífero dormilón.

Otros indicios del mundo animal

Lluvia probable:

• Las vacas se sientan o se agrupan.
• Los gatos se lavan la cara.
• Las mulas mueven las orejas.
• Las palomas se bañan.

Cambio de tiempo:

• El gallo canta durante el día.
• En general los animales permanecen tranquilos.
• Las cicatrices pican o hacen daño.

Nuestro cuerpo como instrumento meteorológico

¿Nunca has oído a nadie predecir un día de lluvia apelando al dolor que le hacía alguna parte de su cuerpo? El cuerpo humano puede ser en algunos casos especialmente sensible a los cambios de presión, humedad y temperatura, de forma que estas predicciones tienen cierta validez científica.

Se sabe, por ejemplo, que el dolor de los  miembros amputados y de las grandes cicatrices suele coincidir con descensos abruptos de la presión atmosférica o aumentos considerables de la humedad relativa.

Este efecto podría explicarse porque la piel cicatrizada se contrae y se expande en respuesta a estos cambios meteorológicos, aunque no se sabe con certeza cuál es la causa de este efecto. Por otra parte, el famoso dolor de las articulaciones seguramente se explica porque los cambios en la presión atmosférica provocan cambios en la  presión arterial, que causan inflamación y dolor.

Fuente: portaleureka.com
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