Una reciente emisión del servicio postal croata fue consagrada a los faros de tres islitas del Adriático. Se trata de de una serie de tres efectos [2×3,10 y 7,10 Kunas] aparecidos el 18 de octubre de 2011. Fueron diseñados por Orsay Frankovic e Ivana Vucic, impresos en minipliegos de diez ejemplares en offset multicolor, papel de 102 gramos y una tirada de 100.000 series completas.
Prišnjak
El faro homónimo de esta pequeña isla del archipiélago de Murter, en comparación con el resto de islas, esta es especial y muestra una variada vegetación: prácticamente está cubierta de pinos, robles y olivos silvestres; el faro se localiza en la parte sudoeste, resguardado de los fuertes vientos que azotan la zona occidental de la minúscula porción de tierra.
La isla está separada de Murter por un canal de 300 metros, prácticamente es una solitaria tierra y hasta tiempos relativamente modernos, cuando se popularizó su zona de playa en la bahía de Vrška, era prácticamente ignorada. En la zona noroeste se localizan otras minúsculas islitas, entre ellas Murvenjak, Visovac y Maslinjak; unos kilómetros más lejos encontraríamos el archipiélago de Murter cuyos habitantes han empleado el canal que las separa de Prišnjak para sus tradicionales tareas de pesca. Fue en el siglo pasado cuando su faro se convirtió en la referencia que los llevaba hasta casa en sus viajes de retorno.
La isla mide 400 x 200 metros y podríamos colegir que, a vista de pájaro, se asemeja a una bañera. Permaneció en estado salvaje hasta que llegaron los ingenieros del imperio austro-húngaro que desembarcaron con el objetivo de localizar una ubicación idónea para construir esta inestimable ayuda a los navegantes y evitar naufragios en una zona de salientes rocosos. Finalmente decidieron levantarlo en el Cabo del Sur de Prišnjak y se finalizó en 1896. Es un edificio bastante grande y su techo acristalado le permite reflejar los rayos solares visibles en varios kilómetros a la redonda los días claros.
La torre del faro se erige a diecinueve metros del edificio, en la planta baja encontramos un espacioso lugar que hoy en día se utiliza como apartamento turístico. El agua se recoge en una vieja cisterna que, a pesar de su antigüedad, todavía está en uso. La energía eléctrica para los robinsones del siglo XXI se recoge con unos paneles solares que, en cierta medida, aseguran una cierta comodidad a los escasos visitantes que, a veces, eligen esta solitaria situación para vivir en absoluto.
Como tantos faros, la modernización llegó en 1990: quedó automatizado y desapareció el farero de toda la vida [seguimos destruyendo puestos de trabajo, engrosando las listas de paro por obra y gracia de los ingenios que el propio hombre construye y, lo peor, los presupuestos siguen creciendo de manera exponencial año tras año, justo lo contrario de lo que nos prometen]. En ese año se inició el programa STONE LIGHTS que desembocó en un proyecto turístico; se alquilan estos viejos vigilantes a todos los que buscan silencio, soledad y recogimiento en un ambiente natural de incomparable belleza que ha hecho de su faro uno de los más populares del programa en todo el Mar Adriático.
Mulo
Sus rocas se alzan frente a Rogoznica [cercanías de Sibenik], se yerguen como un muro ante el mar. En la zona del norte se levanta el promontorio de Ploca en donde se dan fuertes olas y grandes temporales. En la cara opuesta, hay cierta calma y es muy popular entre los aficionados a la pesca por su tranquilidad. La isla se localiza en una zona de fuertes oleajes y corrientes marinas que dificultan la navegación y frecuentemente provoca naufragios; sus aguas encierran una gran riqueza en plancton que favorece la presencia de numerosas especies, entre ellas algunas de gran interés económico.
La monarquía austro-húngara levantó el impresionante faro que simula un navío varado visto desde la distancia. Mulo está rodeada por numerosos salientes rocosos y rompientes de gran dificultad para la navegación; se halla a unos tres kilómetros de la costa litoral y seis del núcleo de Primosten.
El faro emite señales rotatorias y se alza a 21 metros, su imponente mole facilitó la vida de los fareros que pasaban largas temporadas totalmente recluidos, el último de ellos lo abandonó en 1999. Las numerosas habitaciones están unidas por un largo corredor de 300 metros. Originalmente había tres apartamentos independientes.
En la zona se han dado varios naufragios y todavía se recuerda por los lugareños la extraña desaparición de un carguero el día de San Silvestre de 1970.
Blitvenica
Situada a poco más de cinco kilómetros del sur de Žirje, en mar abierto se localiza este promontorio rocoso que cobija el faro [otras islitas del grupo son Kosmerka, Balkun y Proklanica]. En la zona del este aparecen las de Urtlac y Babuljak; sin embargo la más remota y aislada es la que da nombre al faro que señala sus peligrosos rompientes rocosos.
Zona apreciada por submarinistas y pescadores, hay lugares en que la profundidad supera los 150 metros y es sumamente rica en fauna marina, aquí encontramos incluso el protegido tiburón azul o atunes de considerable tamaño que aprovechan la riqueza de su plancton y la relativa tranquilidad del conjunto que se ha convertido en un apreciado escenario natural para los habitantes de esta zona de Croacia.
El faro se levantó en 1872, es el más viejo de la serie y quizá por eso le han asignado el valor más elevado; otra de sus características fueron las dificultades que tuvieron que superarse para lograr levantarlo, ello ralentizó continuamente su ejecución: el clima y las tempestades fueron las principales protagonistas en contra de los ingenieros imperiales.
El edificio estuvo bajo el cuidado de varias generaciones de fareros procedentes del mismo clan familiar. La falta de agua potable y los víveres hicieron el resto. El embravecido mar no siempre permitía la aproximación a la pelada roca que alberga la construcción que se yergue a 38 metros de altura y es visible desde cualquier punto de la zona marítima colindante.
El edificio totaliza 200 metros cuadrados en dos plantas rectangulares que están situadas en lo más elevado del promontorio natural en la zona norte. Una pequeña grúa permite elevar los botes y situarlos a salvo de las terribles olas, no siempre es posible el desembarco y abundan intentos fallidos. La cisterna levantada por los ingenieros del imperio austro-húngaro todavía sirve para recoger el agua de lluvia que se potabiliza para el consumo humano.
La retirada de los fareros se produjo en 1990 tras su automatización. En 2003 regresaron para trabajos de mantenimiento y realizar una pequeña rampa que conecta el edificio directamente con el mar y permite arrastrar la lancha para resguardarla de los elementos naturales. Las inclemencias del tiempo les obligaron, una vez más, a estar más tiempo del previsto inicialmente y se entretuvieron en trabajos de horticultura y pesca en uno de los roquedales más áridos y ventosos de esta zona del Adriático.
Nota: Elaborado con materiales facilitados por el Correo Croata.
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