Con más de 1200 islas, no cabe duda que el litoral croata da para mucho, si los correos de aquel país las van filatelizando, tenemos entretenimiento asegurado durante años. Hoy nos detendremos en la de HVAR no porque se le haya dedicado expresamente un sello, sino por una prueba deportiva que comenzó como un divertimento veraniego y hoy es una de esas pruebas que los aficionados al mundo del agua esperan con ilusión con la llegada del verano.
La consideran La Madeira del Adriático, y cualquiera que conozca el jardín del Atlántico sabe por qué ese apelativo para Hvar. Ofrece un clima excepcionalmente benigno y sus bellas colinas la hacen caprichosamente atractiva para los paseos aunque no sea una isla pequeña [69 kilómetros de largo y una superficie de 288 km²] sí que permite conocerla en profundidad a poco que uno venga con una semana de tiempo y buscando tranquilidad.
La isla vivió intensas experiencias históricas desde que se creara la primera colonia comercial griega en el siglo IV a.C., cuando los siracusanos fundaron Pharos [actualmente es la capital de Stari Grad] y que da nombre a la prueba de la emisión postal que ha hecho que nos detengamos aquí. Su primer período de esplendor lo conocería, curiosamente, bajo la tiranía de Demetrio, apenas 150 años después de su fundación.
Ante la falta de compromiso con el poder romano de la época, en el 219 a.C. será destruida y la historia prácticamente se olvida de ella hasta el alto medioevo cuando aparecen en escena los Narantenos. En el XII será sometida a los designios húngaros que desembocan en la cesión a los venecianos en 1278, aunque en el siglo siguiente (1358) de nuevo retorna a Hungría para volver a Venecia en 1420.
Ahora sí, varios siglos estará bajo mandado de la república veneciana, concretamente hasta 1797 donde se reafirma su importancia como uno de los grandes puertos de Dalmacia, a pesar de los terribles daños que le provocaron las hordas turcas en una de sus muchas batallas por la región, aquí fue en 1571. Curiosamente, ese turbulento pasado parece que le inoculó la tranquilidad y esta isla ha vivido prácticamente al margen de todos los conflictos posteriores, excepto el trienio de ocupación militar italiana en la I Guerra Mundial que acabó con el famoso Tratado de Rapallo (1920).
La isla apenas tiene 15.000 almas que viven esencialmente del turismo, pero también de sus vinos y sus ovejas. Otro rubro importante es la lavanda silvestre cuyo aroma penetra hasta el más recóndito hueco. La visita la podemos iniciar en la otrora capital homónima del oeste y finalizar el recorrido en la punta oriental: Hvar [fue la capital hasta el XV]. Stari Grad, Vrboska, Jelsa, Poljica, Bogomolje y Sucuraj. Si decidimos retornar a Hvar podemos acercarnos también hasta el pintoresco Zavala aprovechando el desvío tras pasar Jelsa, a la izquierda.
En Hvar, levantada en el XII, quizá lo más sobresaliente es la antigua residencia del alcalde que recibe el peculiar nombre de Spanjola [Española, 1551], seguiríamos con el Fuerte Napoleón y finalizaríamos en la Fortaleza de Galesnik, por supuesto, no olviden las máquinas fotográficas al recorrer su coqueta parte vieja encontrará recoletos rincones que bien merecen ser inmortalizados y disfrute de las centenarias construcciones que caracterizan todo el mar Adriático.
Stari Grad [Ciudad Vieja o Pharos de los siracusanos] tampoco nos dejará indiferentes, apenas 3.000 habitantes, pero su ubicación, sobre todo para barcos pequeños, la hace inmejorable como refugio y ahí es donde nos lleva el sello de la Maratón de Faros. Su inmaculado casco histórico es, en sí mismo, un museo. Visite el castillo de Tvrdalj y entonces entenderá por qué el de Sagunto es verdaderamente una pena. Las iglesias y los monasterios siguen siendo atractivos y, quizá, le sirvan para entender la historia del continente en estos tiempos de incertidumbre y donde queremos desprendernos de la esencia de nuestro acervo cultural.
Continuaremos con Vrboska es una coqueta población de pescadores, ideal para una cerveza y poco más; aunque hay varias iglesias con algunas obras de arte que posiblemente no le dejen indiferente si puede contemplarlas. Seguiremos hasta Jelsa (con casi 4.000 personas) donde el estilo renacentista le atrapará. Recuerde que aquí tenemos el cruce para ir a Zavala, en un momento, la carretera se estrecha y un pequeño túnel da paso a un solo automóvil, evidentemente, encarecer al conductor que las pequeñas carreteras son para disfrutarlas y no para acelerar, disfrute del paisaje y, si el tiempo se lo permite, disfrute de una de las más bonitas playas de Hvar.
Si continuamos la ruta hacia oriente tendremos que regresar a Jelsa y tomar, ahora a la derecha, para seguir por varios núcleos que apenas están poblados y al final encontraremos Sucuraj (apenas 500 personas) con una fortaleza veneciana del XVII que, en el agreste paisaje, le harán exclamar. ¡Qué placer!
Por supuesto, la isla está bien comunicada mediante barcos regulares, cuestión de realizar las pesquisas teniendo en cuenta que las conexiones bajan de frecuencia tras la temporada estival, son varios los puertos a los que se puede llegar o desde los que se puede regresar al continente.
El sello del correo croata comenzó a circular el 5 de noviembre de 2013 y tiene un facial de 7,60 Kunas, fue diseñado por Dean Roksandic, impresos en minipliegos de nueve sellos y una viñeta sin valor postal en offset multicolor y 100.000 ejemplares de tirada.
La Faros Marathon, contra lo que pueda creerse, no es una prueba de atletismo, sino de natación y los deportistas la realizan en la bahía de la antigua Pharos [hoy Stari Grad o Ciudad Vieja]. Se trata de una cita que nació como un divertimento en 1974 cuando los actores de la compañía Histrioni llegaron a la pequeña ciudad insular para realizar una “performance” y Vicko Soljan tuvo la idea de organizar esa prueba de natación en su bella bahía que ofrecía una peculiar configuración. Al año siguiente lograron un inusitado eco, desde entonces una de las pruebas habituales en el calendario de la natación, no sólo croata, sino universal.
La pequeña competición provincial, en cuatro décadas, se ha convertido en una prueba internacional cuando en Fort Lauderdale (Florida-Estados Unidos), el 22 de septiembre de 2012, entraba en el Hall of Fame como la única maratón de natación del mundo. La primera en la historia de la prestigiosa organización norteamericana International Marathon Swimming Hall of Fame.
Se han celebrado 37 ediciones, participaron 1122 deportistas de 42 países. Es la única manifestación deportiva internacional en la República de Croacia, sólo dejó de celebrarse durante el bloqueo del espacio aéreo tras la subsiguiente guerra en la ex Yugoslavia. Gracias a los buenos éxitos de esta prueba, la ciudad acogió, entre el 2 y 3 de septiembre de 1989 el Primer Campeonato Europeo. Transcurre en la bahía de Stari Grad y el promontorio de Kabel, ida y vuelta totalizan 16 kilómetros.
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