La isla de Fuerteventura, la más longeva de las islas del archipiélago canario, al suroeste de España, atesora desde mayo de 2009 una nueva Reserva de la Biosfera. La importancia del medio marino y el interés y necesidad por preservar los espacios para la pesca y el hábitat de las distintas especies marinas han sido determinantes a la hora de incluir esta superficie marina también como Reserva.
La Reserva comprende no sólo todo el territorio insular, sino que también se extiende sobre una franja marina de entre tres a cinco millas de su entorno.
çLa isla posee una amplia gama de ecosistemas, que van desde zonas desérticas y semidesérticas hasta hábitats costeros y marinos poblados por una gran variedad de especies pelágicas, entre las que figuran delfines y cachalotes, así como tortugas de mar que desovan en sus playas. Esta reserva de biosfera es también uno de los observatorios geopaleontológicos más importantes del mundo.
Tarabilla (izquierda) y hubara macho (derecha)
En la actualidad, el principal sector económico en la isla es el turismo, pero la riqueza de su fauna permitirá potenciar subsectores más sostenibles, como el turismo ornitológico, sumamente prometedor. Las actividades de la población de la isla se centran en el desarrollo de un ecoturismo conforme con el desarrollo sostenible.
Fuerteventura es la isla más antigua del archipiélago canario, la más árida y también la más próxima a la costa africana. Tiene una superficie de 1.659 kilómetros cuadrados que ofrecen al visitante impresionantes planicies y profundos barrancos, vestigios de su origen volcánico. Los más de 300 kilómetros de costa y sus innumerables y extensísimas playas configuran una de sus principales marcas distintivas.
Textos: Ana Minondo, periodista española
Fotos : © UNESCO/Cabildo de Fuerteventura
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