En 1921 se iniciaba la expedición con trineos más larga de la historia realizada a través de las heladas tierras del Norte de América. Aquella épica expedición de investigación y exploración fue protagonizada por Knud Rasmussen, los interesados en el personaje tienen un excelente libro -lamentablemente sólo en danés- que fue escrito por Kurt L. Frederiksen: «Kongen af Thule». En sus 340 páginas recoge toda clase de documentos, mapas, fotos, etc., sobre las expediciones de este incansable explorador del Ártico.
En sus expediciones siempre se ayudó de los inuit, entre los que partieron con él en 1921 estaban Qavigarssuaq (Eider) y Arnarulunnguaq (La pequeña mujer), a ella es a la que dedicamos el presente artículo. Nació en 1896 en el seno de una pequeña comunidad esquimal que a lo largo de centenares de años habían sobrevivido de la caza en una extensa zona de la costa del noroeste de Groenlandia, entre los paralelos 75 y 79.5 Norte y los 58-74 longitud Oeste. En ocasiones también se instalaron sobre la isla Ellesmere (Norte de Canadá) y Estrecho Smith. Los primeros americanos llegaron aquí a través de las migraciones asiáticas que pasaron al Nuevo Mundo aprovechando el puente natural que quedaba congelado en el largo invierno ártico, uniendo Asia y Alaska desde donde se expandieron por todo el continente americano.
Esta pequeña comunidad esquimal se vio forzada por las difíciles condiciones naturales reinantes en estos inhóspitos territorios norteños a autogobernarse en el más amplio sentido de la palabra, formando un estrecho vínculo familiar y social que les acabaría marcando de por vida. Hoy, como tantos otros pueblos aculturizados en el gran norte, se ven sometidos a presiones que están acabando con sus ancestrales modos de vida. Rasmussen llegó hasta estas comunidades cuando «La pequeña mujer» era solo una niña y entonces el chamán [sacerdote] Majaq le transmitió este hermoso pensamiento: «The soul is Wat makes you beautiful, what makes you a man. That alone makes you act, to be active. It is the one which drives your entire life.» [El alma es lo que te da la belleza, es lo que te convierte en hombre. Lo que te hace actuar, ser activo. Lo que dirige tu vida entera]. A grandes rasgos, estos pensamientos espirituales han estado presentes en la vida de los inuit desde hace miles de años.
Arnarulunnguaq perdió a su padre a los siete años, su madre quedó viuda con cuatro hijos y, de acuerdo con las duras condiciones de la época, uno o varios hijos eran siempre sacrificados cuando alguno de los progenitores moría con el objetivo de eliminar bocas que alimentar y facilitar los desplazamientos de los sobrevivientes en busca de comida. Teóricamente La pequeña mujer, estaba destinada al sacrificio ya que era la última y, además, mujer. Fue su hermano Ajago el que la libró de ese final fatal luchando para aportar el sustento necesario a toda la familia.
Numerosas experiencias externas tuvieron una importante contribución a modificar la vida y costumbres de estos pueblos. Peary describe la existencia de los establecimientos balleneros y la misión levantada en 1909, recordemos que bastantes de los que hoy habitan estos territorios son fruto de las uniones de los miembros de esta expedición con las mujeres esquimales de la región, donde rechazar dormir con la esposa es considerada una afrenta que puede acarrear la muerte [recordemos la película de Anthony Quinn]. Rasmussen hará lo propio al instalar la estación comercial de Thule que quedaba libre de hielo en cortos períodos de tiempo estival: tramperos, comerciantes y cazadores se instalan en la zona en busca de negocios que acaban modificando el estilo de vida tradicional de estas pequeñas sociedades que habían permanecido ancladas en la edad de piedra. De ese período existen algunos sellos que, a pesar de su sencillez son codiciadas piezas para los coleccionistas polares, aunque no sean fáciles de localizar las célebres estampillas de Thule. El correo de Groenlandia le dedicó en 1960 un sello a Knud Rasmussen al cumplirse el L aniversario de su establecimiento.
Estos contactos hicieron posible que algunos esquimales viajaran a otras zonas del mundo que ellos jamás habían imaginado. Uno de ellos lo hizo a Nueva York y, cuando regresó, narró su experiencia en los siguientes términos: «The houses are as big as iceberg on a glacier and they sdtretch across the country as far as one can see, like a steep Mountian range with countless canyons serving as roads. And the People! Yes, they are so many that clouds rise in the sky, the sun eclipses when it starts to smoke from the large chimneys as the women prepare breakfast.» [Las casas son tan grandes como icebergs en un glaciar y se extienden por el campo hasta donde alcanza la vista, como una inhiesta cadena montañosa con infinidad de cañones que sirven como carreteras. ¡Y la gente! Sí, hay tantas personas, como nubes en el cielo, el sol se eclipsa cuando las grandes chimeneas expulsan el humo y las mujeres preparan el desayuno.] Tras esta narración, al protagonista del viaje a los Estados Unidos lo llamaron «El gran mentiroso»… Por lo que se ve esta es una realidad que se da en muchos momentos de la historia y en escenarios diferentes, recordemos que otro tanto pasó con Marco Polo cuando regresó a Venecia tras su fabuloso viaje por China.
Rasmussen llegó de nuevo a Thule el 3 de agosto de 1921 y comenzó a buscar personas para realizar su quinta expedición a través del territorio norteño. En ella estarían Arnarulunnguaq e Iggienguak (su marido), ambos jóvenes eran conocidos en su comunidad por sus dotes naturales para la supervivencia y el gran conocimiento del territorio además de ser excelentes cazadores. La expedición partió, pero la fiebre europea haría acto de presencia: varios de los exploradores morían en el viaje, Iggienguak fue enterrado el 6 de septiembre de 1921 en Nuuk. Rasmussen pidió en varias ocasiones a La pequeña mujer que regresara con los suyos, pero ella quiso continuar la expedición y demostró su gran capacidad para conducir el trineo y cuidar de los perros, algo imprescindible para los viajes por el Gran Norte e incluso en la Expedición al Polo Sur protagonizada por el noruego Amundsen.
A pesar de su pequeño tamaño demostró la entereza que caracteriza a los pueblos norteños y, posiblemente, ello salvó a Rasmussen en aquella histórica expedición. No sólo era una excelente cuidadora de los perros sino que de manera cotidiana realizaba todas las tareas clásicas de la intendencia y la reparación de herramientas, vestimentas y montaje de los campamentos tal y como habían venido haciendo sus antepasados, de los que aprendió con destreza y dominio del medio.
El 31 de agosto de 1924 la expedición llegaba a Nome (Alaska). Rasmussen, Miteq y Arnarulunnguaq se habían convertido en los supervivientes de la más larga travesía con trineos de toda la historia. Allí fue donde padecieron los primeros problemas de la civilización: los jóvenes esquimales fueron rechazados en el bar porque no eran blancos. Desde Alaska los expedicionarios partieron en barco hasta Seattle y el fotógrafo en esta parte del viaje escribió: «Los groenlandeses han tenido una gran experiencia. Han vivido muchas emociones, han montado en coche, han visto las bicicletas y, tras no poca resistencia, han vencido el miedo y han subido en un ascensor». Cruzaron Estados Unidos de costa a costa y en Washington fueron recibidos en audiencia por el entonces presidente Coolidge; éste se interesó por los pormenores de aquella intrépida aventura.
Fokina (otro de los nombres por el que se conoció a La pequeña mujer), no paraba de observar, con sus chiquitos ojos, todo cuanto acontecía a su alrededor. Rasmussen telegrafió a su casa informando, el 8 de noviembre de 1924, que Artnarulunnguaq y Miteq zarpaban en el S/S Helling Olav. En Greve (Dinamarca) les esperaba el Reverendo Ostermann pero la estancia de la joven pareja esquimal en tierras europeas no fue nada placentera: a ella se le había declarado la tuberculosis y tuvo que ser ingresada en el Hospital de Oresund, allí la visitaría Rasmussen que le llevaba la Fortjenstmedaljen [Condecoración Real por los Méritos al Servicio de la Corona]. Ella añoraba Thule, pero su delicado estado de salud no le permitió regresar hasta el verano siguiente, era 1925 cuando de nuevo se encontraba con los suyos tras cuatro largos años de ausencia.
La pequeña mujer volvió a contraer matrimonio con otro cazador Kâlipaluk, pero siempre soñaba con aquella aventura que marcó su vida. Excepcionalmente bondadosa, su último matrimonio fue corto: murió en octubre de 1933, víctima de las fiebres que había vencido durante la expedición de Rasmussen, tenía 37 años. Su historia y la de Mitek quedaron grabadas en la memoria colectiva. Todavía suele ser narrada a los pequeños como la más fantástica y real, jamás vivida por estos esquimales que entraron en la historia de las expediciones polares al lograr sobrevivir en aquellos tres largos años de viaje a través del Gran Ártico que en pleno siglo XXI está adquiriendo una importancia vital debido a la sospecha de albergar grandes yacimientos petrolíferos que el cambio climático está posibilitando comenzar a explotar debido al retroceso de los hielos.
El correo groenlandés le dedicó el sello correspondiente en 1996 cuando la temática Europa quedaba consagrada a mujeres célebres. Con un facial de 4,50 coronas danesas, estuvo diseñado por Jens Rosing, lo grabó Arne Kühlmann y la tipografía corrió a cargo de Jens Lorentzen, el valor se puso a la venta el 5 de septiembre y las hojas fueron de 40 ejemplares.
http://www.stamps.gl/
stamps@tele.gl
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@gmail.com
Bibliografía consultada
www.greenland-guide.dk/filatelia/
*Gran Enciclopedia Espasa Calpe.
*Greenland seen Through 50 years of stamps 1938-1988. Copenhagen, 1989.
*Greenland Collector, Vol. 1 nº 2-3 julio-octubre 1996.
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La estampilla no es la de Rasmussen sino la Peary quien no trató muy bien a los inuit. Hay otras en la que aparece él y la "pequeña mujer"