Esta fue una de aquellas expediciones que pasaron a la historia por méritos propios y no precisamente por el éxito de la misión, sino por la épica gesta que protagonizaron los que la componían. Figura como la última de las grandes exploraciones en la época dorada en que la Antártida era la última frontera para la curiosidad del ser humano.
La expedición dejó el Reino Unido el 8 de agosto de 1914 y llegó el 5 de noviembre siguiente a las islas Georgia del Sur a bordo del Endurance. En Grytviken los balleneros noruegos les informaron de las dificultades climatológicas y las previsibles consecuencias en caso de partir; pero Shackleton, en contra de la opinión de su capitán, dio la orden de zarpar y se iniciaba esa extraordinaria aventura que implicó meses de sufrimiento y heroicidades impensables antes de su inicio.
Todos dieron lo mejor para intentar escapar de aquella cárcel de hielo en que se convirtió el navío una vez que fue atrapado y, posteriormente destrozado, por los elementos naturales. Inimaginables las penurias e increíbles los sacrificios que hubieron de realizar y aún hoy siguen apareciendo documentos (los últimos más fotos del australiano Frank Hurley que, misteriosamente, lograron superar la prueba del tiempo y aparecer casi un siglo después de aquel intrépido y colosal viaje).
Filatélicamente podría ser que ésta fuese la expedición, junto a sus protagonistas, que más sellos relacionados con el mundo Polar se han emitido. Indiscutiblemente, su gesta no es para menos y la inconclusa aventura de Shackleton puede brillar perfectamente con luz propia en la temática, pues no sólo fue la única que realizó ni tampoco sería el único campo posible para indagar sobre el célebre personaje; en 1902 fue el editor de la primera revista sobre la Antártida South Polar Times cuando realizaba la expedición de Scott.
Ernest Henry Shackleton (1874-1922) era el segundo de diez hermanos. El desierto helado lo atraparía y a él regresaría en varias ocasiones hasta que encontró su muerte. Tras la citada en el párrafo precedente, en 1908 vuelve al continente blanco a bordo del Nimrod, un velero de tres mástiles que estaba preparado para esos menesteres, en esa aventura lograron escalar por primera vez el célebre Monte Erebus y por primera vez editaron cien copias de un libro elaborado con una infinita paciencia y precarios medios: Aurora Australis.
Pero, lo que le acaba encumbrando, a pesar del fracaso, es precisamente la gesta protagonizada en 1914 con el Endurance; parecía una expedición gafe. Gran Bretaña declara la guerra el 4 de agosto y él pone al servicio de Su Majestad su navío y la tripulación. Winston Churchill le agradece el gesto y le invita a continuar con sus proyectos: parten de Plymouth el 8 de agosto con escalas en Madeira, Buenos Aires y Georgia del Sur desde donde se lanzaría hacia el Mar de Weddell. Tras numerosas vicisitudes quedaban atrapados y se inicia una de esas épicas gestas que pocas veces tienen un final feliz: salir de aquella cárcel, prácticamente sin medios y a priori escasa posibilidad de éxito.
Tras casi medio año de inactividad toma la decisión de partir con tres pequeños botes hacia la isla Elefante, exhaustos, todos los expedicionarios llegan a la deshabitada y desangelada posición. Reparan los destrozos y cinco hombres, con un solo bote, decidirán volver al mar en busca de ayuda: apenas tenían seis metros en el bote James Caird que fue reparado por el carpintero y al cual se le añadieron numerosas piedras que actuarían de lastre, pero sobre las que tenían que intentar descansar por turnos: el agua a raudales y olas inimaginables era lo habitual, pero tras 16 días de durísima navegación e inenarrables penurias, lograban llegar hasta la isla de Georgia del Sur.
Sus desgracias no habían acabado pues el desembargo se produjo en la zona de King Haakon Bay, justo en el lado opuesto y más azotado por los vientos y las tormentas de esta inhóspita tierra. En el otro lado tenían la factoría ballenera y una impresionante barrera montañosa les cortaba el paso: de nuevo la decisión de continuar, los que estaban en mejores condiciones, en este caso tres hombres harían lo indecible para intentar conseguir ayuda para los dos que quedaban y los que aún permanecían en isla Elefante. Emprenden la marcha montaña arriba y tras 36 horas de suplicios y superar los 1800 metros y el hielo permanente, logran avistar la factoría en Stromness Harbour donde finalmente llegan el 20 de mayo de 1916. Esa misma noche partía el grupo de rescate para los que habían quedado en King Haakon Bay y en los cuatro meses siguientes intentará el rescate de sus hombres en tres ocasiones, pero sus intentos seguían teniendo la desgracia de no alcanzar la meta.
Fue con la ayuda del gobierno chileno cuando embarcando en el Yelcho logran llegar a la isla Elefante, increíblemente, a pesar de los terribles momentos y dificultades: todo el grupo sigue con vida y es rescatado: era el 30 de agosto de 1916 en pleno invierno austral.
Milagrosamente todos los exploradores del desierto helado habían sobrevivido al infierno blanco e incluso a su propia soledad. Shackleton moriría en otra expedición a la región, entonces el viaje fue con el Quest y se hallaba en King Edward Cove: era el 5 de enero de 1922 en pleno verano austral. Su tumba, a pesar de lo desangelado del lugar, es una de las más fotografiadas, no sólo por los expedicionarios que cada año recalan por la región camino de la Antártida , sino por miles de turistas que con la llegada del verano invierten sus cuartos en viajes inolvidables y experiencias increíbles cuando no se han visto obligados a ser evacuados por haber quedado también atrapados en los hielos. Si arduo fue rescatar la expedición de Shackleton, imaginémonos realizar un salvamento de todo un crucero. En fin, pensamos que en estos casos las aseguradoras deben poner el grito en el cielo.
El Centenario de esta expedición fue filatelizado por Georgia del Sur con tres grupos bajo el nombre genérico de HÉROES: Frank Hurley, Frank Worsley y Tom Cream y estamos seguros que continuarán con la temática en próximos ejercicios por aquello de la “igualdad”.
En todos los casos han sido cuatro sellos e idénticos faciales. El Grupo dedicado a Hurley, éste parece junto a Alexander Macklin dialogando en el Endurance, facial 65p; El grupo contemplando la historia del relojero de medianoche en la sala de guardia en el de 75p. Para el facial de una libra esterlina la escena con la cena de la medianoche del invierno austral, la del 22 de junio de 1915 y para el de 1.20 Libras el fotógrafo Frank Hurley disputando una partida de ajedrez con el Dr. Leonard Hussey.
En el segundo grupo tenemos a Frank Worsley que era el capitán, sin cuyos conocimientos y pericia, posiblemente, fue el máximo responsable de llegar a tierra y salvar a todos. El facial de 65p nos muestra el retrato del marino; Ídem, junto a Reginald James realizando una observación de las estrellas en el facial de 75p. El valor de una libra recoge la imagen del capitán mientras realizaba una observación junto a Lionel Greenstreet en la zona de King Edward Cove y para el de 1.20 Libras una escena donde aparece recibiendo instrucciones de Shackleton para abandonar, definitivamente, el Endurance atrapado en los hielos, se bajaron los tres botes que serían arrastrados durante interminables y agotadoras jornadas a través del hielo, los perros, esquís y provisiones para poder resistir durante un mes.
En el tercer grupo el héroe es Tom Crean, su foto y su inseparable pipa aparece en el facial de 65p; con los perritos nacidos durante la expedición aparece en el facial de 75p; foto donde Frank Hurley y 21 expedicionarios quedan a la espera en isla Elefante y observan la partida del grupo de cinco hombres que intentarán un desesperado rescate en el último de los botes: el James Caird en este tercer facial de 1 Libra . Finalmente en el de 1.20 libras aparecen todos los expedicionarios en una de las fotos del grupo a bordo del Endurance.
Los BAT (Territorios Antárticos Británicos) también le dedicaron una serie del centenario, en este caso fueron seis efectos (tres faciales dobles); los 2x65p el Endurance escorado e irremediablemente perdido en su cárcel de hielo y atravesando la zona de hielos a la deriva y restos de iceberg a toda vela; para los 2x75p las imágenes son Harley y Shackleton en el Campamento Paciencia y los expedicionarios en Queens Camp; para los 2×1 Libra las imágenes son arrastrando el bote James Caird a través del hielo y el desembarco en isla Elefante.
En el 2012 hubo también una emisión realizada por la isla de Ascensión (dos trípticos), pero era para la expedición del Quest, que sería la que acabaría llevándose al otro mundo al intrépido e indomable Shackleton.
Los sellos y sobres aquí recogidos pueden consultarse y adquirirse a través de la www.falkland.stamps.com y los interesados en el fantástico y terrible viaje tienen imágenes e historias de todo tipo en las páginas de Internet; incluso Google llegó por la región con sus cámaras y se recrea en la tumba del personaje.
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es
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