No es muy frecuente encontrarse emisiones de temática polar en países asiáticos, aunque de una u otra manera, prácticamente todos los que han realizado expediciones al continente blanco han filatelizado, dotado de marcas específicas, matasellos especiales, entero postales, etc., con lo cual han entrado en el mundo de la filatelia polar y no han dejado pasar la presencia de sus nacionales sin que estos queden reflejados en el mundo del sello, siendo una forma más de afirmación y afianzamiento de derechos sobre unas tierras teóricamente libres y que no pueden explotarse, al menos en la teoría y en estos momentos.
El futuro está por decidir, pero el Ártico con el deshielo nos demuestra, muchas veces, que los acuerdos previos, ante nuevas perspectivas de explotación, no siempre se tienen en cuenta y respetados por los países signatarios.
Una de estas emisiones sería la que hace ya una década le dedicara la República de Corea del Norte, la serie se emitió el 2 de junio der 1996 y como título «Animales del Ártico y del Antártico». Fue una serie de cuatro sellos formato díptico hojita-bloque de una gran belleza, algo habitual en los efectos postales de este país que sólo aparece en los medios de comunicación para ilustrarnos los efectos del mal y su régimen comunista. Los sellos representan otras tantas especies de ambos polos.
El zorro polar es una especie perteneciente a la familia de los cánidos y su tamaño corporal es de unos 45-75 centímetros, más una cola que va de los 25-45 centímetros. En las regiones del Polo Norte vive esencialmente de la captura de los pequeños roedores y aves marinas que cazan formando pequeños grupos. Su color cambia con la llegada del invierno al blanco que le permitirá mimetizarse con el ambiente gélido y frío de las regiones norteñas. La época de celo se inicia durante el mes de abril y suelen tener unas camadas que van de los 5 a los 8 individuos que nacen entre los meses de mayo y agosto.
El oso polar es la especie más grande de la familia de los úrsidos, suele alcanzar entre 2,20 y 2,50 metros, siendo habitual ejemplares de 750 kilos. De apariencia dulce y amable, en realidad es un animal sumamente feroz y peligroso -en las islas Svalbard, por ejemplo, los empleados del servicio postal van pertrechados de un potente rifle por si alguno de ellos se acerca a acariciarles- en el gran norte el animal recibe el sobrenombre de «Rey del Polo».
En cuanto a los valores dedicados a las especies del Antártico nos encontramos un trío de pingüinos y una pareja de focas. Las ilustraciones adicionales muestran otros de las mismas aves [tanto sobre el hielo como nadando sobre el lecho marino] el navío coreano de investigaciones polares, un vehículo oruga, antenas de comunicación, estación meteorológica y mapa de la Antártida.
El pingüino (Aptenodytes forsteri) pertenece a la familia de los Spehniscidae, suele alcanzar los 122 centímetros y los 30 kilos de peso. A diferencia de otras especies, suele ser la predominante en la región en la época más fría del continente antártico.
La foca (Hydrurga leptonyx) pertenece a la familia Phocidae y es la más grande de todas ellas, suele dar entre 2,5 y 4 metros. Mansa en apariencia, es una de las focas más feroces y que más sustos suele provocar a los científicos y visitantes en el continente blanco, pues a pesar de su tamaño suele tener una gran agilidad.
La emisión norcoreana se realizó en offset polícromado, diseñada por Ri Kwang Hyok y como complemento fueron editadas cuatro tarjetas máximas oficiales de primer día que el correo de Pyongyang comercializó entonces a 3,20$ la serie completa. También se realizaron dos versiones: emisión dentada y sin dentar [es uno de los escasos países que siguen esta tradición que en su momento hizo estragos desde los países comunistas y fueron censuradas por la UPU y, en algunos casos ignoradas por los catálogos al uso], la última versión se vendió al doble de su facial que en su momento fue un dólar norteamericano cada sello o 4,30$ la serie cancelada en el respectivo sobre de primer día. El matasellos mostraba un animal de cada polo, el pingüino para el Sur y la morsa para el Norte.
Como complemento al comentario de esta emisión hemos creído de interés recuperar un viejo texto alusivo a las expediciones coreanas al Antártico. La presencia de este país en el continente blanco fue una de las más recientes que se dieron en la última década del siglo precedente. La historia postal norcoreana arranca el 17 de diciembre de 1990 cuando zarpa la primera expedición científica que llegó a la denominada zona de Tsereshikova [por lo tanto con apoyo logístico de Rusia, 67º 55’ Sur y 44º 32’ Este] en una superficie de unos 20 km², es una región cubierta de lagunas, una pequeña colina y una gran panorámica sobre el horizonte.
La primera expedición estuvo integrada por cuatro personas que construyeron la base estacional en el citado oasis, originalmente se trató de un albergue, observatorio, sala para los generadores eléctricos y el insustituible medio de comunicación por excelencia en las tierras antárticas: el cuarto de radio dotado con la correspondiente antena emisora.
La base fue inaugurada el 22 de diciembre de 1990 [cinco días después del desembarco], a las dos de la tarde de aquella jornada se iniciaba, oficialmente, la presencia norcoreana en la Antártida. Durante los tres meses siguientes se realizaron estudios y observaciones meteorológicas, oceanográficas y geofísicas, recogiéndose numerosas muestras de rocas y líquenes para sus posterior estudio.
No todo fue felicidad en aquella primigenia expedición [¿hay alguna que lo sea en estos territorios?], en el viaje de retorno los científicos y su navío quedaron bloqueados por el hielo y se vieron obligados a retornar a la base, finalmente llegaron a Corea del Norte el 4 de octubre de 1991, la expedición se había convertido en una odisea que superó el año desde que dejaron el país, en la práctica se había preparado un viaje que sólo debía durar 62 días y que tenía un recorrido de 16.000 kilómetros, pero la expedición se vio obligada a realizar una invernada en una condiciones verdaderamente duras en aquel invierno antártico.
No nos consta que el país esté atendiendo correspondencia de los filatelistas, al menos ninguna pieza he podido ver reproducida en los boletines al uso [es cierto que no todo lo que se publica lo veo], pero teniendo en cuenta que es uno de los pocos países comunistas que hay en estos momentos, debemos advertir esas lógicas reservas que siempre tuvieron respecto a las actividades que realizan, no obstante, si alguien desea intentarlo, en su momento disponíamos del nombre del Director, tal vez escribiendo una nota cortésmente en ingles y adjuntando el correspondiente franqueo, tengamos suerte: Doctor Ri Su Ya, Investigador del Instituto de Oceanográfica del Mar Oeste, Dirección Meteorológica e Hidrológica, Antarctic Research Expeditions, Antarctic Base of the People’s Democratic Republic of Korea, Pyongyang (RPD de Corea). Fue una de las direcciones que logramos hacernos hace unos cuantos años a través de la sección española de Radio Pyongyang que a veces se lograba sintonizar con una gran claridad por esta zona del nordeste de España.
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@gmail.com
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