A veces, un cúmulo de casualidades hacen que uno disponga de materiales polares no muy habituales y, además, con información histórica de primera mano, casi de los mismos protagonistas. En esta ocasión traemos a nuestra sección una emisión con más de medio siglo a sus espaldas, se trata de la que a mediados del pasado XX realizara el correo argentino conmemorando los 10 años de la expedición que construyó la conocidísima base que honra a uno de los grandes militares argentinos.
Utilizamos el material que nos acaba de enviar nuestro amigo Eduardo Premoli. Apenas hemos retocado el texto original. Fue el 12 de febrero de 1951 cuando zarpó del puerto bonaerense el buque “Santa Micaela”, al mando del Capitán Santiago Farrell que entonces trabajaba en la marina mercante argentina. Era un navío tipo BDT perteneciente a la Compañía Naviera Pérez Compano que, debidamente reacondicionado para esa importante misión, partió hacia los confines antárticos. A bordo viajaban los componentes de la primera expedición argentina a la Antártida Continental y que daría paso a la fundación de la más antigua de las bases de este país en el continente blanco: BASE ANTÁRTICA GENERAL SAN MARTÍN, iniciándose la presencia, prácticamente ininterrumpida, del ejército en los desolados e inhóspitos territorios del casquete antártico.
La misión estuvo presidida por el Coronel Hernán Pujato, la integraban los oficiales Jorge Julio C. Mottet (capitán), Luis Roberto Fontana (teniente farmacéutico), Haroldo Juan Riella (suboficial ayudante, mecánico y encargado de las comunicaciones radiotelegráficas de la expedición), Lucas Serrano (cabo mayor), Hernán Sergio González Supery (cabo mayor radiotelegrafista), Ernesto Natalio Gómez (doctor perteneciente al Ministerio de Salud Pública), Ángel María Roque Abregu Delgado (meteorólogo) y Antonio Moro (técnico constructor de desembarcaderos y también cocinero de la expedición). El iniciador fue el propio Pujato que entonces ostentaba la dirección del Instituto Antártico Argentino [tiene una preciosa web y también alguna que otra publicación institucional con material filatélico-postal de la presencia argentina en la Antártida], se encargó de seleccionar personal y materiales para la creación de la primigenia base. Durante el año precedente se habían realizado estudios en los hielos continentales como formación de los futuros expedicionarios, durante esa preparación se dio la luctuosa pérdida de tres personas el 23 de mayo de 1950; fueron Arnoldo Serrano (teniente primero), Ernesto Molinero calderón (subteniente) y Emiliano Jaime (soldado de reemplazo).
El 8 de marzo de 1951 los expedicionarios llegaban a Bahía Margarita e inmediatamente iniciaban la construcción de la base que se inauguraba el 21 de marzo, último día de cancelación de correspondencia de aquel viaje primigenio. Entre los materiales transportados estaban dos casas prefabricadas de madera con paredes dobles protegidas con lana y corcho como aislante, almacenes, chapas, motores para el generador eléctrico, material para la instalación radiotelegráfica ¿alguien tiene una QSL de esa expedición?, equipo sanitario, meteorológico, farmacéutico, biblioteca, tocadiscos, discos, proyector de cine, películas, trineos [comida para los 36 perros Husky que se habían importado expresamente desde Alaska], víveres, vestuario, carbón, combustible, lanchas fuera borda, etc.
La Dirección General de Correos y Telecomunicaciones dispuso la creación de la correspondiente oficina RADIOPOSTAL que iniciaría sus transmisiones con el nombre de la base y cuyo primer responsable fue el Capitán Jorge Julio C. Mottet que se encargó del tráfico postal y telegráfico de aquella histórica misión, varios centenares de misivas se habían depositado en el buzón que se había instalado en la central del correo argentino en Buenos Aires.
También la naviera realizó una tirada especial de tarjetas postales que hoy son todo un lujo en cualquier colección polar que se precie. Fueron varios los motivos de las postales:
a) Reproducción del sector antártico argentino, el carguero Santa Micaela navegando entre los hielos, emblema de la empresa y leyenda alusiva. En el anverso, aparte del franqueo, encontramos el saludo que la citada empresa hizo imprimir en las tarjetas, hay un par de variedades en las tintas empleadas.
b) Un segundo ejemplar está sin impresión y los expedicionarios la emplearon para estampar sus firmas y sus saludos a los familiares, amigos y filatelistas de la época; fueron suministradas a título honorífico a los componentes de la expedición. Las piezas que sobrevivieron al tiempo se cancelaron el 9 de marzo de 1951; algunas se matasellaron el 15 de marzo y el siguiente día de operación de los expedicionarios fue el 21 de marzo, en todos los casos era la misma marca postal que se aplicó en tinta negra.
Con motivo del décimo aniversario del funcionamiento de la base se conmemoraba con una emisión de un sello de dos pesos en pliegos de cien ejemplares y tirada de tres millones de efectos [también hubo minipliegos de 8+2 viñetas sin valor postal alguno, que editó la Asociación Postal Polar Argentina, en dicha viñeta aparece la dotación en formación saludando a la bandera, en el semáforo central dos viñetas, la superior reproduciendo el matasellos empleado el 21 de marzo de 1951 a las 12 horas, leyenda 10 años 1951-1961 y en la inferior el texto: “Integrantes de la primera expedición y los nombres de los mismos”. De esta hojita se lanzaron 1500 ejemplares numerados –versión dentada y sin dentar-, sólo los primeros 500 fueron puestos a la venta, los mil restantes -en su día- fueron de distribución gratuita, teóricamente la Asociación las identificó con un gomígrafo alusivo en la parte superior izquierda donde constaba el apartado postal de la época en la capital; en la parte inferior se indicaba que del 501 al 1500 eran de distribución gratuita y estaba prohibida su venta, como podrán observar en la ilustración adjunta, esa información no se realizó en la totalidad de la tirada, puesto que el juego que nos remitió el amigo Premoli es el 664 y no lleva las citadas estampaciones. Durante aquel año era el obsequio que recibían los que se integraban en la citada asociación polar de coleccionistas.
Hoy son muy buscadas, sobre todo como documentación aneja a aquella histórica expedición y no siempre disponible en el mercado filatélico internacional, incluso muchos polares ignoran su existencia. Argentina se adelantaba a su tiempo, este formato es habitual en la Alemania de nuestros días y, con la administración germana como modelo, muchas otras administraciones han seguido su curso, el objetivo es colocar al máximo las emisiones y los minipliegos son fáciles de conservar, despachar e incluso utilizar postalmente, sobre todo cuando la tarifa correspondiente es la básica y no las aberraciones del correo español que, a veces, pone unos faciales inverosímiles cuando en las oficinas de correos españolas prácticamente no venden ni un solo sello para franqueo. Como muy bien descubrieron los servicios postales, esas hojitas proporcionan mayores ventas y los prebostes de la posta española se apuntaron al carro de la “imprenta fácil” con tal de enjuagar las cuantiosas pérdidas gracias a los depauperados bolsillos de los coleccionistas españoles que pronto serán rara avis.
El minipliego en hojitas sólo tuvo una tirada de 1500 juegos realizados en dentado y sin dentar, esta segunda hojita es un poco más grande, diseño diferente al sello de correos de 2 pesos que mostraba un trineo arrastrado por perros, miembros de la expedición antártica y al fondo montañas de la zona, en el lado superior derecho el clásico triángulo cartográfico del sector antártico argentino, tenía un facial de 2 pesos de la época, fue realizado en huecograbado unicolor -negro- por la entonces Casa de Moneda de la Nación -equivalente a nuestra FNMT-. Las oficinas que aplicaron matasellos de primer día fueron la central de Buenos Aires junto a las oficinas principales de Rosario (1), La Plata (2), Santa Fe (5), Córdoba (6), Mendoza (8), Paraná (12) y Bahía Blanca (21), la ilustración empleada fue la silueta del célebre Rompehielos General San Martín en la central bonaerense de filatelia, no así el resto de oficinas que aplicaron el común para los días de emisión.
En cuanto a la memorabilia argentina, en aquella época había numerosas entidades muy activas que lanzaron diferentes tipos de sobres para confeccionar las piezas de primer día y también algunas postales con la misma finalidad.
http://www.correoargentino.com.ar/
ventafilatelica@correoargentino.com.ar
filatelia@correoargentino.com.ar
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es
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Estimado, me encuentro casi por casualidad con esta pagina, mientras busco alguna información sobre mi tio abuelo Teniente 1º Arnoldo Serrano. Actualmente intento reconstruir la historia de mi Tio. Cualquier información o contacto será gratamente recibida.
Saludo atentamente a la espera de respuesta. grj.serrano@gmail.com