Artículo destacado del Boletín CIENCIA Y TECNOLOGÍA />
Carlos Marroquín es un hombre de grandes sueños.
Sueños que le han permitido, desde su taller en San Andrés Itzapa, Guatemala, mejorar la calidad de vida de cientos de familias y atraer el interés de estudiantes de las mejores universidades del mundo.
Carlos Marroquín ha creado hasta ahora 14 bicimáquinas. |
«Es algo que Dios me ha dado, a veces yo sólo estoy durmiendo y sueño las cosas, y las puedo hacer», dijo Marroquín a BBC Mundo.
Y es que Carlos Marroquín crea bicimáquinas, aparatos que funcionan a pedal, hechos de partes de bicicletas usadas, que él diseña para los más diversos usos: bombear agua, irrigar cultivos, lavar ropa, desgranar maíz o hacer licuados, entre otros.
Sus inventos son una respuesta positiva al cambio climático: energía limpia, a bajo costo, reciclando materiales. Pero el objetivo mayor de Marroquín, y de la organización que integra, Maya Pedal, es transformar vidas.
«Lo que nosotros buscamos es que la gente aprenda a crear su propio empleo, que no dependa de ninguna fábrica o empresa, que las personas generen su propia economía y ayuden a sus familias, que aprendan a usar lo que tienen a su alrededor».
Un golpe del destino
Maya Pedal nació en 1997, cuando un grupo de canadienses, de la organización no gubernamental PedalCanada, llegaron a Guatemala quierendo ayudar a comunidades afectadas por la larga y desgarradora guerra civil en el país centroamericano.
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«En ese tiempo había un conflicto armado, que había dejado a las mujeres sin sus esposos, sin recursos económicos, sin servicios esenciales», recuerda Marroquín, quien en ese entonces trabajaba conduciendo autobuses.
El trabajo no le gustaba, pero en el taller de autobuses pudo aprender mecánica. «Yo siempre tenía una visión de hacer otra cosa en la vida, y le pedía a Dios, qué es, qué es lo que quieres que yo haga?»
Marroquín ya había creado su primera máquina, un bicimolino para moler maíz, que hoy describe como «un monstruo, yo lo había hecho artesanalmente, porque no tenía soldadora ni nada».
Y aquí intervino un golpe del destino. Los visitantes canadienses hicieron una presentación y entre el público estaba Marroquín, quien les planteó sus ideas. Con los fondos canadienses y los diseños guatemaltecos surgió Maya Pedal y se echó a andar el gran sueño.
Bicicreaciones
Marroquín ha creado hasta ahora 14 diseños. «El más popular es el molino desgranador, el llamado molino de nixtamal», que tiene capacidad de desgranar de 12 a 25 quintales diarios». El asiento del bicimolino fue adaptado para que pudiera sentarse cómodamente una señora con su traje típico.
La bicilicuadora también permite elaborar shampoo. |
«Hemos modificado las máquinas porque sabemos que nuestra gente indígena trae sus trajes típicos, y además en muchos casos nunca han montado una bicicleta».
Otro de sus inventos, el bicigenerador, «lo fui mejorando, con media hora de pedaleo se puede recargar la batería encendiendo tres lámparas ahorradoras de energía de 20 watts durante tres horas».
La bicibomba succiona agua a 36 mts de profundidad con una capacidad de cinco a siete galones (18 a 26 litros) por minuto. «Cualquier niño o señor o señora puede usarla y también se puede utilizar para hortalizas, porque hay una minibomba de riego, que permite sembrar».
Una de las máquinas más baratas es la bicilicuadora, que además de batidos de frutas puede usarse para elaborar shampoo. «Tenemos un grupo, Mujeres en Acción, que con la bicilicuadora hace un shampoo natural, con aloe, que genera ingreso para sus familias».
Además de una bicilavadora de ropa, entre los otros diseños de Marroquín se encuentran un bicipulpero de café y un biciesmeril. El bicipulpero alcanza a despulpar 80 quintales de café al día, suficiente para entre 15 y 20 familias, y el biciesmeril, «puede usarlo un señor yendo a varios pueblos a sacar filo a machetes, cuchillos, hachas, es una fuente de empleo».
«Señora modelo»
Para mucho usuarios, las máquinas representan la oportunidad de una miniempresa. «Imagínate, aunque no haya energía, puedes ir a una comunidad, llevas tus frutas, vendes licuados, mejoras tu propia economía y vas consiguiendo el mejor desarrollo de tu familia».
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Eberilda Larios es un testimonio vivo del poder transformador de las bicimáquinas. «Le dimos el molino desgranador, fue comprando sus pollitos, le dimos unas recetas de concentrado orgánico, y hoy ya tiene una granja de pollos, es una señora modelo que hoy tenemos en la junta directiva de la organización».
Las bicicletas usadas son donadas por organizaciones en Estados Unidos y las comunidades pagan el costo mínimo. En un comienzo las bicimáquinas se daban gratis, pero «tardamos tres años en darnos cuenta que cuando tú regalas algo, la persona no lo valora, y cuando volvíamos a visitar a las familias veíamos que no le daban el interés necesario».
El bicimolino desgranador cuesta, por ejemplo, unos US$ 300, y la bicilicuadora, unos US$ 60.
Del taller al MIT
El trabajo de Maya Pedal ha atraído la atención de organizaciones y entusiastas en distintas partes del mundo, incluyendo los estudiantes de ingeniería mecánica del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusstts, MIT, en Estados Unidos, que trabajaron sobre el diseño de la bicilavadora y la han llevado a un orfanato en Perú.
Estudiantes del MIT y Caltech han llegado hasta Maya Pedal. |
Tal es el interés por las bicicreaciones, que Marroquín fue invitado varias veces al MIT. «Ahí capacité jóvenes de Tanzania, Singapur, Ghana. También estuve capacitando en México, Honduras y El Salvador».
Estudiantes de todo el mundo constantemente llegan hasta MayaPedal a trabajar como voluntarios. «Hay varios estudiantes por ejemplo del Caltech, el Instituto de Tecnología de California, que han venido. También ha venido gente de Australia y de Japón.» Todos integran lo que Marroquín describe como «la gran familia de MayaPedal».
Los voluntarios están ayudando, por ejemplo, a mejorar la página en internet. Uno de los proyectos es colocar una lista de poblaciones y de las bicimáquinas que necesitan, para que donantes en distintas partes del mundo puedan patrocinar comunidades.
«Haz del planeta Tierra tu templo, y cuidarlo tu religión». |
Marroquín también quiere obtener fondos para una escuela, en la que niños y adolescentes de diferentes comunidades puedan aprender un oficio y tal vez a hacer bicimáquinas, ya que su creador no da abasto con los pedidos, que no dejan de crecer.
Y no para de soñar. «Ya pasó por mi mente una máquina para desgranar amaranto y también una seleccionadora de semillas».
Más allá de su uso inmediato, cada bicimáquina es un paso en un gran camino. «Que esto sirva para un mundo mejor, para respirar aire puro, digno para nuestros hijos», afirma Marroquín, quien quiso despedirse de los lectores de BBC Mundo con «un pequeño mensaje»:
«Haz del planeta Tierra tu iglesia y cuidarlo tu religión».
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Don Carlos: Bendigo a Dios por todo el talento y fuerza que le ha dado, y aprecio la obra que usted realiza. Siga adelante.
su amigo,
Luis Escobedo
tel. 4555-6851 en Guatemala
hola yo saludo tu innovación es una idea por todo el mundo de américa central y del sud por una vida mejor
hola soy peruana y aplaudo tu talento y el aporte al planeta y a las personas que queremos usarla, estoy interesada en una bicibomba, agradeceria tu guia.
atte.