ECOLOGÍA VEGETAL – SUCESIONES ALGALES Y ORGANISMOS PLANCTÓNICOS – 4ª PARTE

Las algas marinas (continuación)

Factores químicos

Los factores químicos son especialmente la salinidad, que oscila alrededor del 35 por 100 y llega al 40 en el mar Rojo. Esta característica química tiene, en general, poca influencia en las algas superiores, y es más importante por lo que atañe a la masa de fitoplancton, pues al variar la salinidad varía la densidad, y con ello la flotabilidad indispensable para la buena marcha de estas poblaciones planctónicas. En el mar Báltico, las algas presentan modificaciones morfológicas y fisiológicas relacionadas con la baja salinidad de este mar. Sin embargo, estas variaciones sólo son perceptibles en los extremos del campo de variación de la salinidad normal. El pH es del orden de 8,2 en el mar, con, tendencia a que el anhídrido carbónico se encuentre en forma de carbonatos o bicarbonatos. En algunos casos la abundancia de Ulvas con gran consumo de CO2 da por resultado un aumento de la alcalinidad, que puede acercarse a valores de 10, lo cual produce la desaparición de las rodofíceas. La variación en el contenido en oxígeno es importante, sobre todo en las zonas cálidas, donde se alcanza rápidamente el nivel de saturación lo cual trae por consecuencia que la cantidad de algas sea escasa, en contraste con las altas latitudes.

Otras sustancias, tales como el nitrógeno y el fósforo, tienen más importancia para el plancton que para las algas superiores. La dinámica marina, olas y mareas, son de gran importancia en la distribución de las diferentes especies de algas. Sus efectos se manifiestan, desde el punto de vista puramente mecánico, dificultando la implantación de los gérmenes, y hasta influyendo en la variación de temperatura, en la formación de depósitos de fango, en la cantidad de oxígeno disuelto, etc. Indudablemente, de los caracteres antes citados, el que tiene mayor importancia es la marea, dando como resultado que las zonas de marea presenten una distribución de algas completamente distintas de las que no lo son, como ocurre en el Mediterráneo. En este mar, la Rissoella verruculosa es una especie típica de las zonas batidas. En otras especies se presentan determinadas disposiciones morfológicas que tienen por objeto resistir estos embates de las olas o los cambios de nivel de agua debidos a la marea, con el consiguiente período de emersión. Esta última característica da lugar, más que ninguna otra, a la zonación de las distintas especies o comunidades algales. Esta zonación, por lo general, no coincide exactamente con los niveles de marea, por la injerencia de otras causas ajenas a ella.

Factores bióticos

Entre los factores simplemente de tipo biológico y que influyen en la distribución de las algas marinas, están las relaciones que existen entre ellas. Se dan las de competencia, por ejemplo, es probable que una roca litoral sea primeramente ocupada por la Enteromorpha y que éstas sirvan para facilitar el asiento de Fucus, que luego, por su mejor empuje, elimina a la primera. Lo más normal es la presencia de relaciones de tipo epifítico o parasitario. Las algas epífitas son muchas y variadas, y en muchos casos existen estrechas relaciones entre la epífita y el huésped. Las hay de endófitas y unas pocas auténticas parásitas que carecen incluso de pigmento, al menos en la fase adulta, tal como la Harveyella. La especificidad de las epífitas a las características especiales del huésped puede llevarlas a convergencias de tipo morfológico, tal como ocurre en algas pertenecientes a grupos taxonómicos bien distintos, como son Ulvella de las clorofíceas, Myrionema de las feofíceas y Melobesia de las rodofíceas.

Algunas algas de características unicelulares viven en simbiosis con animales a los que prestan algunas de sus posibilidades fisiológicas. Entre las que se cuentan en este grupo tenemos las zooclorelas y las zooxantelas. Se relacionan especialmente con los celentéreos y las esponjas.

Tolerancia a la emersión

La tolerancia para la emersión varía de unas especies a otras. Así, mientras unas necesitan inexcusablemente cierto período de emersión para poder subsistir, como la Pelvetia canaliculata Fucus spiralis, otras mueren cuando están sometidas a la emersión por corto espacio de tiempo, como le ocurre a la Cystoseira mediterranea, que ocupa, especialmente en ciertos puntos, los niveles más elevados del Mediterráneo.

En general, las especies litorales son las más resistentes, citándose entre ellas dos que en las latitudes mediterráneas son capaces de resistir, más o menos latentes, hasta dos semanas sin perecer. Se trata de la Bangia Fuscopurpurea Porphyra leucosticta. Esta resistencia a la muerte por emersión se consigue en la mayoría de las especies por un engrosamiento de las paredes celulares y una tendencia a evitar la plasmólisis.

Distribución

La distribución de las algas en el mar se estudia de acuerdo con criterios un tanto diferentes a las asociaciones de tipo terrestre. La zonación influye en la distribución como criterio fundamental, de acuerdo con lo que se acaba de exponer. Se llama cinturón la faja en la que se presentan condiciones ecológicas parecidas dentro de un cierto nivel de las aguas, que es el factor determinante.

Podemos distinguir una zona supralitoral que se extiende entre el nivel medio y el de las altas mareas, a lo que se considera el limite superior de la vegetación algal. La especie característica es la Verrucaria. La zona litoral es la que viene caracterizada por la emersión en las costas de marea; donde ésta no existe, se considera la zona media del movimiento del mar. Finalmente, existe una zona infralitoral en la que cabe distinguir una infralitoral superior, desde el limite inferior medio de las bajas mareas, hasta 5-10 m. de profundidad, y la zona infralitoral inferior, desde la anterior al limite de las algas superiores, con temperatura e iluminación caracterizadas por su uniformidad. Dentro de cada una de estas grandes zonas se presentan variantes determinadas por otros agentes; así, según la naturaleza del substrato, tenemos una u otra facies, y según la dinámica del agua, turbulencia, etc., el modo.

Asociaciones

La asociación, dentro de las características anteriormente expresadas, tiene significado parecido a la vegetación terrestre, aunque no idéntico, pues las relaciones son distintas y las relaciones ecológicas y las que ligan unas especies con las otras son fundamentalmente diferentes. Esto hace que en el estudio de la ecología marina no sea necesaria tanta diversificación como en el de la ecología terrestre. Quizá sería mejor emplear el término comunidad que el de asociación, pues el primero es menos preciso que el segundo. Un término que en este aspecto tiene interés es el de cinturones fajas. A simple vista es posible distinguir en el mar una serie de éstos en ocasiones muy notables. Por otra parte, ofrecen claras relaciones con el medio ambiente: nivel de Ias aguas, modo batido, etc. Así, en el Mediterráneo el cinturón de Rissoella verrucútore es característico. En el Atlántico, Pelvetia canaliculata forma también un cinturón bien característico.

Finalmente, se ha aplicado el término formación en sentido ecológico a aquellos agrupamientos que en condiciones iguales presentan grupos vegetales un tanto diferentes. Así, por ejemplo, las características poblaciones de Laminarias en las costas atlánticas son ocupadas en la costa del Pacífico por otras algas que en su conjunto poseen características parecidas. Algo semejante se observa comparando la asociación de la Cystoseira mediterranea en las costas mediterráneas, con la de Turbinaria en las Antillas, ambas especies taxonómicamente parecidas y cuyas características son del todo semejantes.


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