ECOLOGÍA – HISTORIA – SENTIMIENTOS CONSERVACIONISTAS

El impulso de la Revolución Industrial y creación de las primeras sociedades de preservación de la naturaleza

Dentro de la permanente dialéctica existente entre el hombre y la naturaleza, el siglo XIX vio el impulso de la Revolución Industrial, con sus continuos atentados contra el medio ambiente, al tiempo que se constituían grupos y sociedades de inspiración romántica para salvaguardar los «monumentos naturales», según expresión de Alexander Von Humboldt refiriéndose a las maravillas de la naturaleza salvaje.

En Francia, desde 1853, el grupo de artistas de la Escuela de Berbizan creó las denominadas «series artísticas naturales», como el bosque de Fontainebleau, reconocido como reserva oficial bajo protección estatal en 1861.

John Muir consigue en 1864 que el Congreso de los Estados Unidos ceda al estado de California el valle de Yosemite y Maripose Grove; dichos parajes constituyen las primeras reservas naturales norteamericanas para la protección de las secoyas.

Secoya

Nombre común de las coníferas de la familia taxodiáceas (Sequoia sempervivens y Sequoiadendron giganteum), características de California, que pueden alcanzar entre los 80 y 100 m de altura. La edad de estos árboles se calcula entre 2000 y 3000 años.

En el mismo año, George P. Marsh escribió Hombre y naturaleza, que todavía hoy podría sorprendernos por la sutilidad de sus análisis medioambientalistas, al tratar de la modificación de la superficie terrestre por la acción del hombre y la necesidad de la conservación de la naturaleza. 1872 fue el año de la creación del primer parque natural mundial en Yellowstone (Estados Unidos), seguido quince años más tarde, por el de Banff, en las Montañas Rocosas canadienses.


John Muir consiguió que se constituyeran las primeras
reservas naturales norteamericanas de secoyas

Los amigos y protectores de la naturaleza realizaron asimismo una labor considerable en el estudio de las costumbres de los animales, la elaboración de las listas de especies en extinción, las campañas destinadas a la preservación de los lugares de mayor belleza salvaje, incluso sin estar catalogados como zonas protegidas por los Estados y, principalmente, la progresiva concienciación ciudadana del necesario respeto que merece la naturaleza, extremadamente frágil a pesar de su impresionante aspecto.

Una de las más importantes características del progreso científico del siglo XX, es la preponderancia de la investigación en equipo por encima de la labor personal. Por ello reviste mayor interés el estudio de los nuevos conceptos y teorías que se van elaborando, que la atribución a un científico concreto de la paternidad de una idea que, a menudo, sólo ha sido posible gracias a la multiplicación de las investigaciones por parte de distintos equipos de trabajo.

A pesar de ello, hay varios nombres que jalonan el progresivo desarrollo de la ciencia ecológica a lo largo del siglo XX, debido a que los resultados de las investigaciones se publican en obras de autor, y por el papel prominente de las cátedras universitarias en el trabajo de ordenación de los conocimientos ecológicos en tratados sistemáticos. En ambos capítulos, la influencia estadounidense ha sido preponderante, lo que no significa la ausencia de investigación y logros en otros países del mundo, sino un menor conocimiento y divulgación de dichos aportes a nivel internacional.


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