Los trabajos interdisciplinares en los inicios de la ecología
El inicio de la ecología como nueva ciencia surge como fruto de los trabajos interdisciplinares de la segunda mitad del siglo XIX. Para citar sólo uno de los más espectaculares, podemos recordar la expedición del Challenger (1872-76), patrocinada por el Almirantazgo británico, con un importante equipo de científicos de todas las especialidades coordinado por Charles W. Thomson.
El Challenger visitó todos los mares conocidos y recogió muestras de todas las latitudes, proporcionando un valioso material de investigación que ocupó a un numeroso grupo de especialistas durante más de treinta años, bajo la dirección de John Murray, que dirigió la publicación de las memorias científicas en una extensa obra. El propio Murray, en colaboración con J. Hjort, escribió en 1912 una obra de síntesis sobre los temas trabajados durante toda su vida, con el título Las profundidades del Océano, considerado un tratado fundamental de oceanografía.
El trabajo en equipo de todos los científicos preocupados por los problemas de biología, paleontología, geografía, oceanografía, geología, etc., precisamente en un momento de gran fecundidad creativa, permitieron la constitución de una nueva ciencia biológica, especializada en las relaciones de los organismos y sus ambientes abióticos.
Las distintas ecologías de finales del siglo XIX
A pesar de valiosos trabajos interdisciplinares desarrollados durante el siglo XIX, la mentalidad ecológica progresó de modo independiente entre botánicos y zoólogos e incluso, dentro de ambas ciencias, siguiendo itinerarios particulares según los grupos especializados en botánica y zoología terrestre o acuática.
Los primeros pasos de la ecología botánica
La ecología botánica fue la primera en desarrollarse, y con gran intensidad. En primer lugar, porque existían todos los precedentes de la geografía de los paisajes estudiados principalmente en función de la vegetación (Humboldt, De Candolle, etc.). También porque la inmensa mayoría de los vegetales están fijos en un lugar concreto, por lo que resulta más fácil el estudio de sus hábitats. E. Warming (1841-1924) publicó La ecología de las plantas (1895), que puede considerarse un verdadero tratado de autoecología, entendida como el estudio de las relaciones de las especies (en este caso vegetales) con los factores abióticos (luz, temperatura, humedad, nutrientes minerales, etc.).
Tres años más tarde, A. F. W. Schimper escribió La geografía de las plantas sobre una base fisiológica, defendiendo que el clima es el factor fundamental de las regiones fitogeográficas del mundo.
La ecología zoológica y acuática
La ecología zoológica, tuvo un desarrollo menor, a pesar de que la zoogeografía se había adelantado a la fitogeografía gracias a los trabajos de Aldred Russel Wallace, quien publicó en 1876 su libro La distribución geográfica de los animales, perfeccionando un trabajo anterior de P. L. Sclater (1829-1913) y presentando un primer intento de división mundial en regiones zoológicas.
Alfred Russel Wallace protagonizó el primer intento
de división zoogeográfica
La ecología acuática fue la que primero estudió las comunidades vivientes, incluyendo al mismo tiempo a los vegetales y animales. No podemos olvidar la labor precursora de los microscopistas del siglo XVII que habían empezado a descubrir y a describir los pequeños organismos que observaban en el agua dulce (Leeuwenhoeck, Hooke, etc.). Los científicos del Challenger quedaron asimismo fuertemente impresionados por la enorme cantidad de microorganismos que hallaban constantemente a lo largo de sus rutas, y que Víctor Hensen bautizó como plancton (en griego significa «los que flotan»), reconociendo que se trataba de auténticas comunidades vegetales (fitoplancton) y animales (zooplancton).
Tras el estudio de un campo de ostras, K. Moebius introdujo el término biocenosis(1872), definido como una comunidad de seres vivientes que habitan en un lugar determinado. El interés que despertaba la naciente oceanografía permitió la creación de los primeros centros de estudios, tales como la Estación Zoológica de Nápoles, fundada por Antón Dohrn en 1880. El biólogo suizo F. A. Forel publicó el primer trabajo de limnología El lago Lemman. Monografía limnológica (1895), estudio de la realidad biológica existente en las zonas lacustres.