Las consecuencias cada vez más graves provocadas por la contaminación del entorno han exigido de los gobiernos una progresiva atención hacia la problemática del medio ambiente, que se ha traducido, casi siempre, en la creación de nuevos organismos administrativos especializados, al mismo tiempo que se modernizaba la legislación referente a los porcentajes mínimos tolerados de residuos contaminantes devueltos a la naturaleza.
Las iniciativas de Londres sobre el smog ambiental
Smog
Voz inglesa que define una niebla baja con hollines, humos y polvos en suspensión que cubre grandes extensiones por encima de las urbes industriales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Londres realizó un esfuerzo notable para limpiar su atmósfera del tradicional smog, iniciando asimismo un programa de depuración de las aguas residuales que permitieron que el Támesis recuperara su fauna piscícola.
Sin embargo, como observaba atinadamente Edward Goldsmith en su libro ¿Puede sobrevivir Inglaterra? (1971), el ejemplo de Londres no significaba en modo alguno que las islas Británicas hubieran resuelto el problema de la contaminación, sino que se trataba más bien de una costosa operación política de prestigio, cuya finalidad era tratar de disimular el progresivo deterioro medioambiental del conjunto del Reino Unido.
Támesis
Río del SE de Inglaterra, el mayor de Gran Bretaña. Nace en la meseta calcárea de Cotswoll Hills y desemboca en el mar del Norte, tras 338 km de curso. Forma un largo estuario donde se encuentra el puerto de Londres (a unos 80 m del mar).
La presión de los ecologistas estadounidenses sobre la legislación medioambiental
En Estados Unidos, la presión de los ecologistas y la evidencia de los efectos desastrosos de la contaminación lograron que la legislación se hiciera cada vez más exigente en lo que se refiere a los mínimos autorizados de contaminantes devueltos al medio ambiente.
Durante la década de 1960 se votaron nuevas leyes sobre la pureza del aire y de las aguas; en diciembre de 1969 se aprobó una ley de política nacional medioambiental, que constituyó un primer ejemplo de ordenación del entorno considerado como un todo orgánico, y tuvo como complemento la creación de una Agencia para la Protección Medioambiental (Environmental Protection Agency: EPA), organismo especializado en los temas ecológicos.
Las iniciativas de diversos países europeos
A partir de 1970, varios gobiernos europeos crearon, asimismo, organismos oficiales para la protección del medio ambiente. A nivel ministerial, la iniciativa más espectacular fue tomada por el Gobierno conservador británico formado como consecuencia del triunfo electoral de junio de 1970. En un libro blanco titulado La reorganización del Gobierno central, publicado en octubre del mismo año, el primer ministro Edward Heath anunció un nuevo estilo de gobierno basado en la agrupación de los ministerios tradicionales en unos pocos «superministerios», con el fin de agilizar el funcionamiento de la Administración. Uno de estos «superministerios» fue el del Medio Ambiente, confiado al secretario de Estado para el Medio Ambiente, Peter Walker, como coordinador del trabajo realizado por los antiguos Ministerios de la Vivienda y Gobierno Local, Obras Públicas y Transportes. Unos meses más tarde, en enero de 1971, Francia creó también un Ministerio para la Protección de la Naturaleza y del Medio Ambiente, que tuvo como titular a Robert Poujade, antiguo secretario general de la UDR.
Las iniciativas españolas
Por lo que se refiere a España, en 1971 se creó el Instituto para la conservación de la Naturaleza (ICONA), dependiente del Ministerio de Agricultura, resultado de la reconversión del Patrimonio Forestal del Estado y de la Dirección General de Montes, Caza y Pesca Fluvial. El antiguo director general de Montes, Francisco Ortuño Medina, fue nombrado primer director de ICONA.
El 13 de abril de 1972 se creó una Comisión Interministerial del Medio Ambiente (CIMA), aunque sus actividades han sido muy reducidas durante los primeros años de su existencia. Después de dos reformas estructurales en 1972 y 1973, respectivamente, la CIMA pareció encontrar su verdadero ritmo en enero de 1974, con el primer Gobierno de Carlos Arias Navarro. Sin embargo, en julio se procedería nuevamente a otra de sus habituales reestructuraciones y el año finalizó sin que la CIMA hubiera demostrado especial eficacia para frenar el proceso de degradación ambiental que sufría España.
Concorde
Avión de transporte francobritánico, cuya conveniencia ha sido muy discutida. El accidente del vuelo 4590 de Air France de uno de los Concorde el 25 de julio de 2000, el único en 27 años de servicio, y otros factores como la escasa rentabilidad, precipitaron su baja definitiva
Contradicciones en la adopción de políticas medioambientales
A pesar de la multiplicación de organismos oficiales para la protección del medio ambiente de diferentes países, la política de los gobiernos continuaba siendo «desarrollista»: se daba la contradicción de que las peores agresiones contra el equilibrio ecológico, eran planificadas por los mismos gobiernos que creaban los organismos de salvaguarda.
Los ejemplos ilustrativos de esta contradicción son innumerables: el programa aeronáutico anglofrancés Concorde, la construcción de superpetroleros, el potenciar las grandes concentraciones urbanas y la construcción de nuevas ciudades artificiales, etc.
La inclusión de la opción nuclear dentro de los planes energéticos de muchos países industrializados es quizá el testimonio más inquietante de esta situación, porque multiplicó las centrales nucleares a través del mundo antes de que se hubieran resuelto muchos de los problemas tecnológicos y facilitó la proliferación de residuos nucleares aptos para la fabricación de armas atómicas.