ECOLOGÍA – HISTORIA – LA NUEVA CIENCIA ECOLÓGICA Y SU DESARROLLO

Las etapas de la nueva ciencia ecológica

Es siempre artificioso querer precisar unas etapas históricas en la sistematización de una nueva ciencia, porque los diversos centros de interés que constituyen sus principales objetivos acostumbran a ser investigados simultáneamente por distintos grupos científicos. Sin embargo, puede resultar práctico fijar ciertas cronologías orientativas insistiendo en los aspectos más característicos de la biografía de cada época. Aplicando este principio al siglo XX, se pueden señalar las etapas siguientes:

El encuentro entre ecólogos, botánicos y zoólogos tiene lugar hacia la década de 1920, cuando se empieza a hablar de comunidades ecológicas mixtas y de bioecología, prefiriéndose esta nueva expresión a las tradicionales de ecología vegetal y ecología animal.

Es a partir de esta coincidencia cuando puede hablarse y aceptarse la ecología como ciencia. No es de extrañar, por consiguiente, que los primeros tratados de ecología general se publiquen durante la tercera década del siglo XX, aunque las obras más significativas serán posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de que los primeros estudios de ecología humana se remonten a principios del siglo XX, esa rama de la ciencia ecológica se desarrolla, asimismo, después de la Segunda Guerra Mundial, con dos líneas de trabajo perfectamente diferenciadas: la Etnológica, preocupada por las comunidades humanas primitivas, y la Urbana, interesada por las comunidades modernas y trabajando en íntima relación con la sociología.

La problemática de la contaminación provocada por la sociedad industrial se remonta al siglo XIX, pero la magnitud del deterioro del medio ambiente adquiere una dimensión planetaria hacia la mitad del siglo XX. Por esa causa, el esfuerzo de salvaguardia de la naturaleza que se había iniciado en el siglo anterior con la creación de parques naturales, progresivamente se amplía a nivel de biosfera, entendida como el ecosistema de toda la gran comunidad viviente mundial. De ahí nacerá la ecología política, con la proliferación de movimientos militantes ecologistas y el inicio del gran debate de las últimas décadas del siglo XX sobre los límites del crecimiento.

El desarrollo de las distintas ecologías por separado

En un análisis del desarrollo de las distintas ecologías por separado, en los primeros años del siglo XX son raros los estudios de comunidades mixtas, salvo en los campos muy concretos de biocenosis acuáticas, prosiguiendo los trabajos especializados de botánicos y zoólogos.

La ecología botánica

Por lo que se refiere a la ecología botánica, se multiplican los trabajos de fitogeografía y se desarrolla el estudio de las asociaciones y comunidades vegetales como elementos principales del paisaje. Son asimismo importantes los progresos realizados en fisiología vegetal, con un mejor conocimiento de las dependencias de las plantas en elementos abióticos.

Entre los muchos autores, cabría citar algunos nombres significativos: C. Schöter, que se interesa por las comunidades vegetales de los Alpes (1926); Boysen Jensen, autor de La producción de materia por las plantas (1932), reconocido como creador de la Escuela Danesa de Productividad Vegetal; J. Braun-Blanquet, que se ocupa de lo que él llama sociología de las plantas (1927); Arthur George Tansley y T. F. Chipp, preocupados por los estudios de metodología, atribuyéndose al primero la introducción del término ecosistema (1935), que llegaría a ser la noción clave de la ciencia ecológica; Frederic E. Clements, que escribió varios estudios de ecología vegetal. Clements puede ser considerado un «hombre-puente», ya que fue el autor de uno de los primeros tratados generales, Bio-ecología (1939), obra escrita en colaboración con V. E. Shelford, científico procedente del sector de la ecología animal.

La ecología animal

En el campo de la ecología animal también se multiplican los estudios parciales sobre temas tan diversos como pueden ser el comportamiento de los animales, los problemas de población y alimentación y el análisis de las relaciones depredador-presa, etc. Entre algunos de los autores más destacados cabe citar: C. C. Adams, que escribió en 1913 una Guía para el estudio de la ecología animal; Richar Hess, interesado por la geografía ecológica de los animales (1937), o sea, su distribución sobre la Tierra según comunidades ecológicas características; R.N. Chapman, que publicó una Ecología Animal (1931), cuatro años después de la aparición de la que escribió Charles Elton, mientras este último orientaba sus investigaciones sobre el problema de la evolución de las especies animales desde una óptica de laboratorio; Orlando Park y W. C. Allee, especialistas ambos de la ecología de laboratorio, tanto a nivel animal como en experimentos de carácter más general; el ya citado V. E. Shelford, que había estudiado las comunidades animales de la América templada (1913) y, después de realizar numerosas experiencias de laboratorio, colaboró con Clements en las primeras formulaciones de la bioecología.

La ecología acuática

La multiplicación de estaciones investigadoras marítimas y lacustres contribuyó a que la ecología acuática continuara siendo la más avanzada en los estudios ambientales. Entre las estaciones marítimas se impusieron las estadounidenses Scripp (1903), en California, y Woods Hole (1930), en la costa atlántica.

El laboratorio lacustre de Plön, en Alemania, fue uno de los más importantes centros de investigación ecológica europeos, corroborando el papel privilegiado de los lagos y ríos como laboratorios naturales para el estudio de unos ecosistemas de dimensiones reducidas y gran riqueza biológica.

No es de extrañar, por consiguiente, que sea en la rama de limnología donde se realicen estudios de gran interés, como los de A. Thienemann, que investiga las relaciones entre el medio lacustre y su entorno fisiográfico, hasta llegar a los tratados generales de P. S. Welch (1935), posteriores a las conclusiones del I Congreso Internacional de Limnología de Kiel (1922), por las que se fijaba como objetivo de esa ciencia el estudio de todos los medios de agua dulce.

En el campo de la oceanografía, la publicación de Los océanos, obra colectiva de Harold U. Sverdrup, M. W. Johnson y R. H. Fleming, editada en 1942, representó una síntesis de los conocimientos de la época sobre el medio marino.

La ecología de la población

Para el futuro desarrollo de la ecología de la población, las primeras décadas del siglo XX contaron con un matemático excepcional, el italiano Vito Volterra (1860-1940), uno de los creadores del análisis funcional, que perfeccionó estudiando las relaciones depredador-presa, tanto en los ambientes naturales como en la actividad humana (por ejemplo, en el caso de la pesca excesiva).


Vito Volterra

R. Pearl publicó en 1930 un estudio titulado La biología del crecimiento de la población, trabajo casi simultáneo a las investigaciones de Gause sobre los «nichos ecológicos» y a las de Alee sobre las que él llamaba «agregaciones animales». Las experiencias de laboratorio de Thomas Park se sitúan, asimismo, dentro de los esfuerzos para comprender las dinámicas de población en la comunidad ecológica.


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