Introducción
La fotosíntesis es un conjunto de reacciones que realizan todas las plantas verdes (que poseen clorofila), las cianofíceas y algunas bacterias, y a través de las cuales se sintetizan glúcidos o hidratos de carbono por acción de la luz en presencia de la citada clorofila y otros pigmentos, y con el concurso del dióxido de carbono atmosférico y el agua. En resumen, la fotosíntesis es la transformación de la energía luminosa en energía química.
La importancia de la fotosíntesis no es de índole menor, pues prácticamente toda la energía consumida por la vida de la biosfera terrestre procede del proceso fotosintético.
La vida en la Tierra correría un grave peligro si la fotosíntesis cesase; enseguida los alimentos y otras materias orgánicas comenzarían a escasear, la mayoría de los organismos desaparecerían y, con el tiempo, la atmósfera terrestre quedaría desprovista de oxígeno. Los únicos organismos capaces de existir en tales condiciones serían las bacterias quimiosintéticas, las cuales pueden utilizar la energía química de ciertos compuestos inorgánicos, y por lo tanto su vida no dependería de convertir la energía luminosa.
La clorofila
La fotosíntesis es posible gracias a una sustancia denominada clorofila. Se trata de un pigmento de color verde que se encuentra en las plantas y procariotas que realizan la función clorofílica.
Las plantas precisan de energía luminosa para realizar la fotosíntesis
La clorofila se halla localizada en los cloroplastos de las células eucariotas vegetales. Su actividad biológica es importantísima, ya que es la que hace posible la función clorofílica.
La fotosíntesis se realiza en los cloroplastos de las células vegetales, gracias a una sustancia llamada clorofila.
Básicamente podemos definir la clorofila como la encargada de absorber la luz necesaria para que la fotosíntesis pueda ser llevada a cabo. Las plantas absorben agua del suelo y dióxido de carbono de la atmósfera, y forman sustancias orgánicas energéticas, como la glucosa. El motor de todo el mecanismo es la luz solar; el proceso culmina finalmente con la transformación de la energía luminosa en energía química.
Los tipos de clorofila
Existen varios tipos de clorofilas; A, B, C, D, y la bacterioclorofila, cada cual con su correspondiente franja de longitudes de onda (ancho que ocupan dentro del espectro luminoso), que les confiere propiedades de absorción diferentes, en base a las también diferentes estructuras moleculares de cada clorofila.
La clorofila es la encargada de absorber la luz necesaria para que la fotosíntesis pueda ser llevada a cabo, proceso que culmina con la transformación de la energía luminosa en energía química.
Los tipos más comunes de clorofilas son la A y B; las demás no tienen tanta importancia funcional. La de tipo A supone dentro de las plantas verdes alrededor del 75% de todas las clorofilas; capturan la energía luminosa dentro del espectro rojo y violeta. Por su parte, la clorofila de tipo B es un pigmento de menor entidad que no absorbe la luz dentro de la longitud de onda más común citado, pero que tiene la propiedad de transferir la energía recibida a las clorofilas de tipo A, las cuales finalmente sí convierten esa energía luminosa en energía química.