La textura de suelo responde a la proporción en que están distribuidas las partículas que lo componen. La capacidad permebealizante de un suelo, así como la retención del agua, son características que dependen directamente de la textura.
Si las diferentes fracciones en que se dividen los elementos sólidos no predominan entre sí unos sobre otros se dice que el suelo está equilibrado; las arcillas y limos constituyen las partículas de la fracción fina, las arenas la fracción media y las gravas y piedras la fracción gruesa.
Horizontes y perfil del suelo
La estructura vertical del suelo está compuesta por una serie de capas o estratos de desigual anchura denominadas horizontes. A su vez, a un conjunto de horizontes se le denomina perfil del suelo.
La estructura vertical del suelo está compuesta por una serie de capas denominadas horizontes
Las estructuras son de características diferentes según sean los componentes agregados al mantillo, y en base a esas características se les denominan: granulares, grumosas, escamosas, laminares, poliédricas, prismáticas o columnares.
Los horizontes de la estructura existentes entre la superficie y la roca madre pueden tener composiciones tipo A, B o C, y según la importancia de la capa puede ser dividida a su vez en otras subcapas:
Perfil del suelo
Horizonte tipo «A»
Es el horizonte llamado «de lavado» por estar expuesto a la erosión y lavado de la lluvia, es la parte más superficial del suelo donde abundan las raíces. Es rica en materia orgánica por contener microorganismos animales y vegetales. El horizonte A es de sumo interés y fácil estudio, pero su composición es compleja y fue preciso subdividirla en suborizontes, los cuales no son reconocibles a simple vista:
Subhorizonte A00
Está formado por restos de hojas, ramas y hierbas provenientes de la capa más superficial del suelo. Es de desarrollo típico en los bosques caducifolios. El origen y forma de su estructura aún es reconocible a pesar de que el grado de alteración es variable.
Subhorizonte A0
Es la capa que se encuentra inmediatamente debajo de la A00. Su estructura ya no permite reconocer el origen de los restos vegetales que la componen. Suelen apreciarse los micelios de los hongos (hebras finas y blanquecinas). El humus comienza aquí su formación activa.
Subhorizonte A1
Ya es básicamente inorgánica. Su componentes minerales arcillosos están muy ligados al humus, lo que le confiere un tono parduzco.
Subhorizonte A2
Lo forma el arrastre de las arcillas, óxidos de hierro y materia orgánica humificada, confiriéndoles una tonalidad más clara que a la capa anterior. Finalmente quedan depositados en el horizonte B.
Horizonte tipo «B»
Es el denominado «de precipitación» o subsuelo; en él se acumulan las arcillas provenientes del arrastre del horizonte superior. Los compuestos férricos y coloides húmicos le confieren tonalidades rojizas y parduzcas. En esta capa, dependiendo de la zona, se forman corazas lateríticas (regiones de clima tropical) o laminados calcáreos (regiones áridas).
Diastemas
Son los espacios existentes entre dos estratos de rocas sedimentarias; generalmente están rellenos de arcilla.
Horizonte tipo «C»
Corresponde a la roca madre. Esta capa puede denominarse en ocasiones D o R, dependiendo de si ha comenzado a sufrir o no el proceso de meteorización. Normalmente, en la parte superior presenta diversos estadios de alteración física de los elementos mezclados.
Estratificación de los suelos
El estrato es la masa de sedimentos depositados en condiciones ambientales más o menos uniformes, limitada por diastemas en general paralelos entre sí. Acostumbra ser homogéneo en su composición. En principio se disponen horizontalmente en bloques tabulares que posteriormente, al ser sometidos a la acción de las fuerzas orogénicas, pueden plegarse o fracturarse.
La estratificación cruzada (láminas inclinadas) se da en los depósitos arenosos, generalmente deltaicos
La aparición de diferentes estratos en el seno de una roca sedimentaria se debe a cambios experimentados durante el ciclo erosivo, como por ejemplo, la alteración mineralógica de la roca original a causa de la meteorización o la variación de la velocidad del agua.
Las superficies que separan los estratos sucesivos (diastemas) se deben a interrupciones de la sedimentación. Durante la formación de un estrato también suelen producirse pequeñas modificaciones ambientales que determinan una laminación interna del mismo; un caso especial es la denominada estratificación cruzada, que se da en los depósitos arenosos, generalmente deltaicos, en los que aparecen láminas inclinadas en el interior del estrato; se originan por sedimentación en capas inclinadas en el frente deltaico o por la erosión del extremo del estrato, con la consiguiente formación de un plano inclinado que es cubierto por el siguiente depósito sedimentario.