Sales
Las sales, tales como nitratos, fosfatos, sulfatos y cloruros proceden de la descomposición de la materia orgánica, o mediante la acción bacteriana que fija el nitrógeno de la atmósfera.
Cierta flora denominada nitrófila es muy frecuente en lugares ricos en nitratos; muchos vegetales obtienen de éstos el nitrógeno con que sintetizan sus proteínas.
Azufre, fósforo
El azufre y fósforo que necesitan los vegetales son recibidos de los fosfatos y sulfatos, aunque sólo ciertas plantas denominadas gipsófilas son capaces de soportar altas concentraciones de azufre, como son los contenidos en los sustratos yesíferos.
Las altas concentraciones de azufre únicamente son soportadas por determinadas plantas denominadas gipsófilas
Cloruros
Cloruro sódico sobre rocas marinas
Por su parte, los cloruros son compuestos químicos formados por cloro y un metal; uno de los cloruros más comunes es la sal marina. Son en general poco asimilables por los vegetales, una concentración superior a 0,5% ya les resulta perjudicial, aunque existe un tipo de plantas denominadas halófilas o barrileras que no pueden germinar si el suelo no contiene adecuadas cantidades de sal.
Formación de la materia orgánica del suelo
De la descomposición de restos animales y vegetales se genera la materia orgánica del suelo. El resultado final tras el proceso continuo de transformación química o bioquímica de los residuos y sustancias vegetales y animales, es la formación del mantillo o humus.
Contiene sustancias diversas (humina, ácido húmico, etc.) y proporciona al suelo los elementos nitrogenados indispensables para su fertilidad. El humus puede considerarse la base de la fertilidad del suelo, ejerce una influencia favorable sobre su estructura, y actúa como regulador de la nutrición, reteniendo y haciendo asimilable el fósforo y la potasa, y favoreciendo la actividad biológica del suelo.
El humus es el resultado de la descomposición de restos animales y vegetales
Las primeras materias en descomponerse e incorporarse al sustrato del suelo son las de origen animal, mientras que las de origen vegetal pueden necesitar hasta diez años, aunque ciertos vegetales en suelos neutros, como las hojas de haya, pueden cumplir el proceso en menos de un año.
Durante el proceso de humificación, que requiere ventilación, calor y humedad, se originan unas sustancias orgánicas denominadas ácidos húmicos y fúlvicos; más de un 5% es considerado suelo rico en humus. Para que el suelo sea cultivable debe contener cuatro componentes básicos cuyas proporciones son: 66 a un 80% de arena, 10 a 20% de arcilla, 5 a 10% de caliza y 5 a 10% de humus.